10 noviembre 2010

Momentos grossos

Este post es casi un post pop (ja, pronuncien eso en voz alta). Seguramente habrán visto en programas de televisión o en Youtube, algunas compilaciones sobre grandes momentos del cine, esos momentos que están grabados en nuestra memoria como la despedida de Ilsa y Rick en Casablanca, la famosa frase "Luke, I am your father" de Star Wars, o el parlamento de Scarlett O'hara después de arrastrarse para comer una zanahoria del piso (este particularmente me pone la piel de gallina cada vez que lo veo). Son momentos pop, vistos, remixados, revisitados, analizados y disfrutados hasta el hartazgo por el público. 

Hoy no quería hablar de esos momentos en el cine, sino en la literatura. Los que adoramos leer tenemos esos libros que, sobre todo en la adolescencia, hemos leído miles de veces y hemos sentido, tantas otras miles de veces, el mismo escalofrío, la misma emoción al leer esas frases que se acercan, por alguna razón, a lo más profundo de nuestro imaginario, nuestras ilusiones, nuestro ser. 

Así que hoy, el post de La Covacha será interactivo. Yo voy a contarles cinco de esos momentos grossos que me vuelven loca cada vez que revisito un libro y uds. covacheros, nos cuentan qué escenas o frases de sus libros favoritos les vuelan la cabeza. Acá van los míos y las razones por las cuales me emocionan:

1-"El universo (que otros llaman Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales..." de "La biblioteca de Babel" del libro Ficciones, de Jorge Luis Borges. La primera vez que leí esa frase fue como si algo se me cayera encima y me partiera la cabeza: por fin había encontrado alguien para quien los libros eran el universo.

2-"Navidad sin regalos no es Navidad" grita Jo  March en el comienzo de Mujercitas de Louisa May Alcott. Furiosamente lejos de la cita anterior, pero tan cercana en mis inicios literarios que no puedo dejar pasarla. No es la "gran literatura" pero sí la literatura de mis inicios, y por eso la adoro.

3- "Niño de cuatro años vestido de raso de algodón color encarnado. Esclavina cubierta de un plegado que figura como olas ribeteadas con un encaje blanco. Las venas y los tallos son de color marrón dorados, verde mirto o carmín", del cuento "El retrato mal hecho" de Silvina Ocampo. No puedo decirles por qué, porque les arruinaría el cuento, leánlo y verán que es uno momento muy grosso.


4- "El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un "cross" a la mandíbula", del Prólogo a Los Lanzallamas de Roberto Arlt. Magnífico manifiesto literario de un gran escritor marginal. Los que me conocen saben que lo adoro y que esta frase en particular me pone la piel de gallina.

5- "Y si dejara de soñar contigo, ¿dónde supones que estarías?" le preguntan a Alicia en Tras el espejo de Lewis Carroll en su fabulosa historia para niños que fue capaz de preanunciar el surrealismo y que nos genera una extraña sensación de irrealidad que creo que ningún otro autor ha sabido igualar.

He aquí mis cinco favoritos, seguramente hay más. ¡Vamos, anímense a covachear!

02 noviembre 2010

Te falta un sello

Los que me siguen en mi blog Cuenteando, saben que desde hace un año más o menos, me dedico a hacer sellitos de goma tallados en gomas de borrar. Quizá pocos sepan que empecé a hacer sellitos por una razón compleja: hace poco más de un año entré en el circuito de la burocracia de la enseñanza. Sello por acá, sello por allá, me mandaban de un lado para el otro, buscando sellos que debían arruinar la parte de atrás de mi hermoso título de la Universidad de Buenos Aires. El sello más ridículo que tuve que hacer fue el de "registrar" el título en la provincia de Buenos Aires, en el partido donde tengo el lugar de residencia. El trámite me llevó una mañana y consistió en adornar mi título con un sello espantoso firmado por una mujer que tenía a su lado un platito con facturas. Lo más extraño de todo, es que ese sello no me costó nada, el estado provincial no recaudó nada por ese sello. Simplemente, me hicieron perder tiempo. Como los nenes, que jugando ponen en acción lo que viven pasivamente, me puse a hacer sellos (mucho más adorables, por supuesto) porque no soportaba tener que aceptar que esos sellos iban a ser parte de mi vida.

Hace casi 33 años le dieron a mi papá la copia de mi partida de nacimiento con un error en un número: un 6 se convirtió en un 5. Y de ahí en adelante, mi número de documento estuvo equivocado. Cuando quise hacer el nuevo DNI saltó el problema: todos mis papeles "legales" están equivocados en un número, un 6 que se transformó en un 5.

La burocracia es un sistema perverso que consiste en establecer una serie de reglas que no pueden ser quebradas (si no tenés todos los sellos el sistema te rechaza) pero que al mismo tiempo, genera sus propios errores y deben realizar enmiendas para resolverlos. La perversión llega a tal punto que uno rebota una y mil veces por fotocopias mal hechas, firmas que no están, triplicados mal completados y empleados estatales que con su mejor cara de orto (hay que entenderlos, les interrumpimos la docena de factura que se comen por día, actividad por la que reciben un sueldo) nos explican que tenemos que volver de 10 a 14 hs. para sacar turno y poder empezar el trámite otra vez.

No es gracioso, no es simpático, no es una "argentinada" más. Es un sistema perverso que juega con nuestra identidad, la destruye en un simple error, la enmienda al margen, la corroe con fotocopias, la ensucia con azúcar y crema pastelera. La burocracia nos quita tiempo, nos transforma en datos verificables, nos amansa en colas interminables.  Y lo más terrible, es que no hay forma de escaparse.

13 octubre 2010

La Covacha recomienda: El hombre de al lado

Todavía en cartelera en algunos cines, El hombre de al lado es una película argentina que no pueden dejar pasar. Dirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn, la película nos cuenta la historia de Leonardo un arquitecto super cool de La Plata y su encuentro con Víctor, un vecino grasa que vendrá a poner en juego la identidad de Leonardo.


La historia es sencilla. Leonardo vive en  una casa con historia, la casa Curutchet, diseñada por el arquitecto Le Corbusier, ubicada en la ciudad de La Plata. Leonardo es un tipo cool (si viviera en Capital, seguramente tendría su casa en Palermo), que está en la cresta de la ola del diseño, habla varios idiomas, da clases en la universidad, tiene amigos refinados, una mujer que da clases de yoga, una hija con una habitación "de diseño", una mucama que habla con tonada paraguaya. En esta vida tan perfecta aparecerá Víctor, un vecino que solo quiere "un cachito de sol". El problema es que Víctor busca su cachito de sol haciendo una ventana en la pared medianera de la casa, lo cual está prohibido por la ley. De ahí en más, cada escena servirá para desentrañar no la relación entre un tipo "de diseño" y uno "grasa" sino la personalidad de Leonardo, oculta tras múltiples capas de barnices brillantes. "¿Quién es Leonardo?" es la pregunta de la película y, les aseguro, que el final la responde con increíble eficacia.

Nada es casual en la película: desde las remeras que usa la sirvienta hasta las frases silenciadas, miradas, planos excesivamente cercanos, juegos de luces, todo habla en la pantalla, y en ese sentido es una obra maravillosa de ver para el espectador, uno construye con la obra, sin que los directores te dejen en banda buscando respuestas a preguntas que no se hicieron. 

Pero lo central de la película, sin dudas, son los actores. Rafael Spregelburd y, sobre todo, el increíble Daniel Aráoz componen a sus personajes desde la piel y se sacan chispas en la pantalla. Víctor (Áraoz) es un hombre de pocas palabras pero absolutas, cada una de ellas lo define. Leonardo (Spregelbrud) es un hombre de demasiadas palabras y un acto que lo define por completo.

Queda recomendada, entonces. Sé que ya se puede bajar, ver on-line o comprarla pirateada, pero si pueden, vayan a verla al cine, esta película lo merece. El Gaumont-Espacio INCAA0km, si están en Capital o alrededores (?), cobra la entrada a 8 $, es una entrada regalada para ver tan buena y recomendable película.  Vayan a verla, no van a salir defraudados, palabra de covachera.


Ufa, no puedo hacer que quede bien :(

08 septiembre 2010

La Covacha entrevista: Marcela Calderón - Ilustradora (segunda parte)

Continuamos con la entrevista a la ilustradora Marcela Calderón. Sigan disfrutando de sus palabras y su arte.

Adultos en un mundo de niños y libros

-¿Cómo encarás el proceso de ilustrar un libro destinado a un público infantil? ¿Cómo elegís la técnica? ¿Qué grado de libertad tenés a la hora de decidir los formatos, las técnicas, los soportes?

Hay muchas variables en juego. La principal, pasa por el tipo de libro: si es libro de texto o de literatura infantil. Cuando es libro de texto, en general me convocan por algún estilo preciso y me lo piden expresamente. Cuando se trabaja con libros de texto, la libertad es relativa, porque estamos –dependiendo de la materia de la que se trate, sobre todo- atados al texto y el pedido específico del autor o editor. No podés “volarte” demasiado cuando tenés que hacer una ilustración para Matemática 1, en la que los chicos están aprendiendo a sumar, aunque esa suma sea de frutas, por ejemplo. Otra variable que influye, a la hora de elegir la técnica es el soporte en el que esas ilustraciones van a salir impresas. En mi caso específico, el ejemplo más claro es La Valijita. La Valijita de Billiken, es una revista para chicos de jardín de infantes. Revista con la que los chicos interactúan, interviniéndola, dibujándola, escribiendo en ella. El papel para este caso, es poroso y mate. Las ilustraciones pintadas digitalmente, son las que se ven mejor, para que los colores no se desluzcan. Por eso, la Vali sale pintada –casi exclusivamente-, en digital.


Otro es el caso de los libros englobados en “literatura infantil”: libros de cuentos y poesías. Ahí, la libertad es otra. Generalmente, consensuado con el editor, elijo pintar con técnicas tradicionales –de “enchastre”-: tintas, acuarelas, lápices, acrílicos… Puesta a elegir.: pincel vs mouse, el pincel gana por mucho. Es lo que más me gusta. El formato, en general, viene prefijado por el editor, dependiendo de si el libro funciona dentro de una colección o no. Pero con la técnica y el soporte, en general tengo bastante libertad de elección.



-La relación entre editores y escritores suele ser tensa. ¿Cómo es la relación entre editores e ilustradores?

Puedo hablar por mi propia experiencia. En general me ha tocado trabajar con gente muy piola –siempre hay excepciones, obvio-. Pero la gente con la que he trabajado –y trabajo- en general es gente con la que se puede charlar, opinar, consensuar. No puedo quejarme, la verdad.


-¿Cómo es la relación entre texto e ilustración? ¿Puede la ilustración ir "un poco más allá" de lo que dicen las palabras?

No sólo “puede” si no que “debe” ir más allá del texto. Una ilustración puede ir más allá, o hasta contradecir, algo de lo que dice el texto. Y así mismo, un dibujo puede verse de otra manera, de acuerdo a las palabras que tenga asociadas. Esto permite generar historias “paralelas” a la del texto. Diferentes perspectivas dentro de la misma historia. Siempre creadoras y enriquecedoras.


-¿Escribís? ¿Te gustaría ilustrar tus propias palabras?

Escribo casi desde el mismo momento que empecé a dibujar. Y sí, lo que más me gusta, es ilustrar mis propios textos. En estos casos, nunca se sabe que surgió antes: si las palabras o los dibujos. Para mí, es la amalgama perfecta.

Ser niño y dibujar (otra vez)

-¿Qué ilustrador admirás? ¿Cuáles reconocés como influencias directas?

Tantos, tantos...Wolf Erlbruch, Shaun Tan, Rebecca Dautremer, Gabriel Pacheco, Niccoleta Ceccoli, Jill Barklem, Jimmy Liao, Pablo Auladell... podría seguir. La lista es larga. Los buenos y talentosos ilustradores internacionales han sido, y son cada vez más, muchísimos.

Dentro de la Argentina, admiro a muchos colegas –algunos reconocidos, otros en crecimiento vertiginoso- y maestros. Pero sin lugar a dudas, mis influencias directas son Claudia Legnazzi y Oscar Rojas: MAESTROS.



-¿Qué te gustaría que te dijera un niño sobre tus ilustraciones?

Esta pregunta me dejó pensando…. No es fácil responderla, aunque creo que lo mejor que me podría pasar como ilustradora, es que un niño diga que mis dibujos son como los de un niño. Admiro profundamente la libertad, espontaneidad y frescura con las que dibujan los chicos. Cosas que perdemos cuando –a medida que crecemos- nos enseñan que las palabras reemplazan a las imágenes. Perdemos tanto en ese “crecimiento”, que la mayoría de los adultos, terminan creyendo que no saben dibujar. Sí, seguramente, eso sería lo que me gustaría que un niño diga de mis dibujos.

-¿Qué ilustradores y autores infantiles deberíamos leer los adultos?

Todos los que nombré más arriba, son ejemplos perfectos de literatura infantil con gran calidad artística. Y hay muchos más…. Cuando te adentrás a “investigar” qué hay a nivel mundial en literatura infantil, descubrís un mundo muy vasto. Mundo que, por suerte, está teniendo un espacio cada vez más importante dentro de lo editorial en la Argentina.

-¿A qué autor te gustaría ilustrar?

A Marcela Calderón, sin lugar a dudas.
Y a cualquiera –sea reconocido o no- que logre provocarme ESAS imágenes, apenas tomo contacto con el texto.


Las cuatro covacheras queremos agradecerle a Marcela Calderón por su amabilidad al responder esta entrevista y facilitarnos las fotos. Los invitamos a pasar por su blog y seguir disfrutando de sus ilustraciones.

06 septiembre 2010

La Covacha entrevista: Marcela Calderón - Ilustradora (primera parte)

Las covacheras siempre estamos pensando nuevas formas de ampliar los horizontes de La Covacha. Mientras soñamos con nuestro propio centro cultural o nuestra librería-café decidimos empezar una serie de entrevistas a gente que nos interesa mucho y que tiene cosas para decir. Para empezar esta nueva sección de La Covacha entrevista, no tuvimos dudas: fuimos directamente a nuestra querida amiga Marcela Calderón, ilustradora infantil (ha realizado manuales, libros de cuentos y probablemente si tienen hijos han visto sus ilustraciones en La valijita), vecina de la ciudad de San Nicolás de los Arroyos y amiga personal de las covacheras. La entrevista fue dividida en dos partes y está acompañada de algunos de los trabajos de Marcela, para ver más los invitamos a pasar por su blog.

La infancia entre libros

-¿Leías libros infantiles cuando eras chica? ¿Quién te los acercó? ¿Aún conservás algunos? ¿Qué te ha hecho conservarlos? ¿Hubo alguno en especial que odiaras mucho?

Mi relación con los libros comienza siendo yo muy chiquita. Cuenta la leyenda [¿] que cuando tenía yo alrededor de dos años (y todavía era única hija. Soy la mayor de tres hermanos), mi madre salía temprano a hacer unas compras a un par de cuadras de nuestra casa, y me dejaba a mí, todavía durmiendo. En la cuna a mis pies, dejaba dos o tres libros. Apenas yo despertaba, me sentaba a mirarlos. Cuando ella volvía, poco después, me encontraba sentadita en la cuna, concentradísima en mis libros. La misma “leyenda” dice que nunca fui de destrozar los libros de hojas de papel, aunque recuerdo que tenía muchos de cartoné, a esa edad. Me fascinaba una colección (lamentablemente no recuerdo la editorial), de cuentos clásicos, que eran de cartoné, con ilustraciones muy coloridas, y en la tapa tenían una ilustración “de avanzada” para esa época… como un “holograma”: movías el libro y la imagen cambiaba. Me encantaba eso.

Conservo unos cuantos libros de mi infancia, aunque no esos de cuando era tan chiquita. Los que adoro, son los libros soviéticos que nos traía mi papá de Buenos Aires. Él solía viajar por cuestiones de trabajo en la década del ’70, y volvía siempre con algún libro de editorial Progreso, de Moscú. Los compraba en el Instituto de Relaciones Culturales de Argentina - URSS, que dependía de la Embajada Soviética en el barrio de Caballito. Las historias clásicas rusas y sus ilustraciones tipo grabado me siguen fascinando aún hoy en día.

Y no, chicas… no recuerdo haber odiado ningún libro de mi infancia. Me gustaban mucho los libros, aún los de lectura de la escuela (si, si…jaja), que venían muy ilustrados.

-Dibujar e ilustrar son dos actividades diferentes: ¿Cuándo empezaste a considerar la posibilidad de ilustrar un texto? ¿Sos autodidacta o tenés formación en arte o diseño gráfico?

A ver… tengo formación en arte, aunque no en artes plásticas. Mi formación “académica” es en música. Si bien siempre me gustó dibujar, mis estudios formales nunca fueron de dibujo o plástica, si no de música. Estudié música desde muy chica.

Pero… (y la “leyenda” continúa), cuando tuve que pensar en trabajar, la idea de dar clases de música en las escuelas no me seducía. Y la de trabajar dibujando, sí. En esa época, mi marido trabajaba en el departamento de Arte de –la vieja y desaparecida- Editorial Plus Ultra, y me consiguió la oportunidad de hacer unas pruebas para un libro de texto de primer grado. A la autora le gustó lo que le presenté, y así empecé –sin nada de experiencia- a caminar por el mundo editorial. (No debería renegar de mis comienzos –lo sé-, pero debo confesar que ese primer libro que ilustré, me resulta doloroso a los ojos, hoy en día…jaja).

Después, vinieron años de “golpear puertas” carpeta en mano, y llamar por teléfono a cuanta editorial se me cruzara por la mente, abriéndome paso despacito. No existía internet, así que la cosa era intentar contactar al jefe de arte de cada editorial, y lograr dejarle una carpeta con copias de mis ilustraciones. Paso a paso, adquiriendo experiencia…

Así que, como verán, mis comienzos fueron tentativos y autodidactas, aunque con los años, hice diferentes cursos y talleres de ilustración.


Los niños y los libros

-La literatura infantil muchas veces ha sido asociada a una literatura menor o incluso considerada de manera peyorativa por sus temas inocentes. ¿Por qué te parece que es así (si has notado esto)?

Justamente por el error de pensar que la literatura infantil, debe ser inocente. En esa tendencia que existe (cada vez menos) de preservar a los niños de ciertas realidades que se suponen malas o dañinas para ellos. En mi opinión, eso sólo cae en la subestimación del niño y su capacidad para formarse en una realidad plagada de cosas que no nos gustan, o no son lo ideal, pero que son reales. Por suerte esto está cambiando a pasos agigantados hoy en día, desde los autores y artistas, y desde los editores que lo permiten con su amplitud de criterio.

-Un libro infantil pocas veces es elegido por el niño, en la mayoría de los casos, un adulto es el que adquiere el libro o tomará la decisión final. ¿Cómo es la tarea de crear un texto (que incluye palabras e ilustraciones) para dos públicos tan distintos?

Otro error. Error que está en pensar que “un libro que es para niños, no es para adultos”. Muchos autores e ilustradores trabajan hoy en día sin partir de ese prejuicio. Como ese libro es el producto de la mirada y la imaginación de un adulto, lo ideal es que sea rico en personalidad y creatividad. Y creo que lo básico, fundamentalmente, como ilustradora-creadora, está en no hacer algo que no leería, ni compraría, ni disfrutaría, yo misma. La mirada y la construcción del niño siempre son creativas y creadoras. La clave está en no subestimar esa mirada. Más bien: alentarla para que no se pierda con los años.

-¿Qué no debe hacer un libro infantil para faltarle el respeto a un niño?
Básicamente: no debe tratarlo como a un tonto que no entiende nada.


El miércoles 08 de septiembre podrán leer la segunda parte de la entrevista a Marcela Calderón. Si quieren ver más ilustraciones suyas pueden pasar por su blog.

02 septiembre 2010

Dos películas (un post un poco bolchevique)

Con una diferencia de tres años, pero con un éxito a nivel mundial y una temática similar, Inglaterra produjo dos películas más que interesantes: Full Monty y Billy Elliot. Como creo que la mayoría ha visto estas dos películas, hoy quería señalarles algo que siempre que las veo pasa por mi cabeza.

Ambas películas tienen como trasfondo la gran crisis económica inglesa de fines de los '70 y principios de los '80 en el sector de la industria metalúrgica y la minería. Ambas películas hablan sobre los sindicatos, los subsidios de desempleo, la búsqueda de un nuevo empleo, de cómo esa situación afecta sobre todo a los  hombres y qué les hace sentir con respecto a "lo masculino". Y ambas películas ofrecen un punto de vista sobre cómo se resiste a esa situación. Hacia ese punto voy.

En Billy Elliot, la salida es claramente individual. Uno de la familia, uno solo, un privilegiado por poder transmitir su dolor a través del arte, puede escapar a la situación. Al padre y al hermano de Billy los espera la traición del sindicato y un ascensor (más bien, descensor) que los lleva de nuevo a la mina y a enterrarse en vida. Uno ha escapado. Solo uno.


En The Full Monty, la posición es claramente otra. Hay un líder que organiza, los alienta, los prepara, es el que sabe, en términos políticos es la vanguardia. En la escena final, esa vanguardia, justo en el momento del Full Monty se asusta y decide no salir. Lo extraordinario de la película es que el grupo lo mira y dice "Ok, no vengas, no importa, nosotros vamos por el Full Monty" y salen, sin el líder, ya organizados a hacer el show de sus vidas (luego Gus se sumará a ellos, pero no importa, ellos salieron solos, gracias al líder y sin él).


Lo que quiero decir es que si bien ambas película son lindas y emocionan cada una a su manera, Full Monty va más de acuerdo a mis ideas: si solo se salva uno, si solo escapa uno y los demás quedan no sirve. O todos o ninguno. O nos organizamos o somos derrotados. Y si la vanguardia se asusta y no está a la altura, no importa, tomaremos el cielo por asalto igual. Y que vengan a echarnos.

11 agosto 2010

La supervivencia del más apto

No es novedad que internet está instalada en nuestras vidas. Están leyendo estas palabras porque esa tecnología, que apenas soñábamos tener hace diez años, ahora es parte de la vida cotidiana tanto como comer o hablar por teléfono. No es vital para el ser humano, la humanidad ha vivido perfectamente sin ella, pero sin embargo ahora se nos presenta imprescindible. ¿Cuántos resisten estar un día sin revisar la bandeja de correo electrónico? Pocos afortunados pueden estar al margen de esa necesidad.

Hace unos días Marcelo de Libreta Chatarra, publicó esta extensa pero necesaria nota (publicada en La Nación) sobre los libros y las nuevas tecnologías: una charla entre Umberto Eco y Jean-Claude Carrière cuyo tema central era una pregunta temerosa: ¿va a desaparecer el libro?

Desde que tengo uso de razón estoy rodeada de libros. Quizá no las mejores traducciones, quizá no las mejores ediciones, pero sí libros (y sobre todo clásicos, lo que afectó decididamente mi gusto por los autores previos a 1950 y lo que me cuesta aceptar el tono de la literatura contemporánea). La pregunta es, ¿puedo imaginar el mundo sin libros? 

Pienso en la distopía de  Fareheint 451 de Ray Bradbury, pienso en esa terrible visión del futuro en la que los libros eran quemados y donde los bomberos en lugar de apagar incendios, los provocaban. Imagen aterradora que a todos nos ha puesto la piel de gallina, porque nos recordaba lo más horroroso del fascismo. (en todas sus formas). Pienso, también, en Steve Jobs teniendo orgasmos (disculpen la imagen, disculpen por favor) ante cada nuevo Ipad que dice destronar al anterior, que dice cambiar el mundo tal como lo conocemos y que dice (sin decir) que el capitalismo no es más que una inmensa maquinaria que produce bienes que deberán ser tirados a la basura al año siguiente (y por bienes me refiero a Ipads, cantantes alocadas, autores best sellers o televisiones con tecnología LED, lo mismo da, todo es descartable) aceitada por la sangre de personas que no podrán siquiera acceder a esos Ipads por vivir en la miseria.

¿Desaparecerá el libro? Intento escribir este post y no sé qué pensar. Dicen que los nuevos aparatos para leer libros en formato digital (me da fiaca buscar en Google como se llama, curioso límite para Google, que todo lo sabe, la fiaca humana) son capaces de almacenar miles de libros en un solo objeto. Objeto que es producido por un sistema que va a provocar su obsolescencia en un año, cuando Steve Jobs nos muestre con un nuevo orgasmo (disculpen, prometo que es la última) un nuevo aparatito blanco que lo superará y que permitirá almacenar cientos de miles de miles de miles de libros digitales. Las grandes editoriales temblarán y buscarán readaptarse a los nuevos tiempos y publicarán re-re-re-re-re-reediciones de Crepúsculo (con prólogo de Coelho para la versión latinoamericana) tratando de encontrar nuevos mercados.

Lo extraño es que yo creo que ni siquiera esa es la verdadera pregunta. Lo que está en juego acá es otra cosa. Es el arte en sí mismo. Un libro no es una sucesión de datos digitales que puede ser fácilmente almacenados, andá a decirle eso a Tolstoi, a Shakespeare, a Borges. Un libro es otra cosa. Y esa otra cosa va a sobrevivir, de eso estoy segura, muy a pesar del capitalismo, de Steve Jobs, de J. K. Rowling, porque todos ellos no tienen la menor idea de qué es lo que uno hace cuando lee un libro. Esa otra cosa que hace que los libros sobrevivan en la historia de Bradbury. Esa otra cosa que ustedes, que sonríen al leer esto, saben bien qué es, pero que no lo vamos a decir, no sea cosa de andar avivando idiotas.

26 julio 2010

Etica de una Doble Moral

A la luz de la aprobación de la nueva Ley de Matrimonio Igualitario, en estos días, hemos escuchado y leído infinidad de opiniones, pero ¿qué pasa cuando las convicciones personales interfieren con nuestras obligaciones profesionales? ¿cómo actuar cuando éstas convicciones son más fuertes que nuestra vocación?

Ante todo, es cierto que uno como profesional debería ser eso: profesional, y que parte de serlo es intentar ser objetivo. Sin embargo también es cierto, que no se puede ser 100% objetivo y que las apreciaciones personales tiñen nuestras decisiones profesionales.

Ahora bien, si una persona ejerce su profesión de manera liberal, de pronto, puede darse el gusto de elegir. Así, por ejemplo, un Contador, podría elegir qué tipo de clientes tener, o un carpintero podría seleccionar sus trabajos.
Pero cuando un profesional no trabaja con abstracciones o con objetos, sino con personas, ¿puede darse el lujo de elegir? Y si de hecho lo hace porque trabaja de manera independiente, ¿puede hacerlo cuando depende de un Organismo Público, como puede ser un Médico, un Juez, un Psicólogo, un Policía o un Maestro?

Para responder esta pregunta supongamos que un Profesor no quiere darle clases a un alumno por su condición sexual. O que un Policía decide no defender a un ciudadano por el mismo motivo. Qué tal si una Jueza de Paz, declara que no acatará la ley, al no casar parejas del mismo sexo, porque va en contra de sus creencias. O si, del mismo modo, un Médico Cristiano decide no atender homosexuales porque sus creencias religiosas no se lo permiten.

Hasta ahí uno podría decir, que son personas con convicciones personales muy fuertes. Ahora, si ese paciente corre riesgo de vida, ¿de qué modo debe actuar el Médico? ¿Acorde a su juramente Hipocrático o acorde a sus creencias religiosas?

Del mismo modo para un Psicólogo ¿es válido el argumento de la Ética al derivar pacientes por su condición sexual? Es decir, porque uno y sin tener un correlato científico, cree que los homosexuales son enfermos.

Yo creo que no. Sobre todo, si ese médico, ese juez, ese psicólogo, forman parte de un Organismo Público, como lo son un Juzgado de Paz o un Hospital. ¿Acaso los homosexuales están exentos de pagar los sueldos, de esos Jueces, Psicólogos, o Médicos, a través de sus impuestos?
No sólo no hay justificación Etica sino que, además, es completamente discriminatorio. Si las creencias personales, impiden a un profesional cumplimentar sus tareas, entonces, como mínimo, debería dejar de ejercer en la instancia Pública, y dedicarse a lo privado.

Después de todo, en el caso puntual de un Psicólogo, está claro que la contratranferencia que se produce en el Profesional, ante un paciente X, debería ser objeto de tratamiento, para el propio psicólogo con su Analista. Nunca se puede pensar que derivando a TODOS los pacientes que nos generen algún tipo de incomodidad, únicamente, se soluciona el caso. Sobre todo, si nos pasa CON TODOS los pacientes, por ejemplo, homosexuales. O con todos los pacientes, por ejemplo, Judíos, o con todos los pacientes, por ejemplo, de raza negra.

En ese caso, me parece que amparados en una Etica dudosa, estamos extralimitándonos en el uso de ésta y de las derivaciones. Creo que la cuestión tiene que ver más con un prejuicio de uno, que con el discurso del Otro. Y como psicólogos, desconocer eso, es un error garrafal.

En cualquier caso, sentenciar que una persona por su elección sexual está enferma, cuando no hay estudios científicos que lo prueben, [porque vamos, hace cuantos siglos están dando vueltas con el tema de la desviación, de la perversión y de la enfermedad], sobre todo, cuando quien lo dice es un Profesional de la Ciencia, a mi entender, no está bien. Porque entonces deberíamos volver al Medioevo en dónde se quemaba a las brujas y listo. No le demos importancia a los avances de la ciencia.

Desde éste punto ¿quién tiene el derecho de decretar que otro es un enfermo?
Me parece que lo peligroso acá, son los dobles discursos. Esos en dónde en nombre de Dios y la Religión se daña a otras personas, o se los privas de sus derechos.

Como dice el dicho, ‘son más peligrosos los idiotas, que los hijos de puta’. Porque uno sabe qué esperar de los últimos, pero de los primeros no.
Si alguien se asume como Homofóbico o como xenófobico, uno sabe a qué atenerse y hasta le da lugar a reaccionar mediante el repudio, pero de quienes andan por la vida sin darse cuenta de lo que verdaderamente son, es difícil saber con qué se va a topar, y es muy difícil también, repudiar, porque puede confundirse con intolerancia.

Yo, personalmente, creo que no todas las posturas son respetables. Tal vez ustedes me tilden de intolerante, y sí, a veces hay que ser intolerante para ‘denunciar’ las injusticias. Porque no siempre es tan fácil respetar a quienes no respetan.



19 julio 2010

La tentación melancólica

Si fuera poeta, le cantaría a la lluvia. Pero la vida solo me ha concedido poder organizar una cantidad de palabras en prosa y poco más. Estos días de lluvia, amados por algunos, odiados por otros, tienen un matiz especial: ofrecen el placer de la melancolía.

De todos los males de este mundo, de todas las sensaciones desagradables que debemos sufrir a diario, la melancolía es una de las más placenteras. Silvio Rodríguez dice "oh, melancolía, amante dichosa, siempre me arrebata tu placer" en esa suerte de oleaje hecho canción que es Oh, melancolía. La melancolía es gozar del dolor de haber perdido. Y como todos siempre estamos perdiendo algo, la melancolía nos tienta a todos a asomarnos al abismo de la pérdida, a rozar una vez más, aunque sea con la mente, despojados de un cuerpo que es todo ansia, eso que se tuvo alguna vez y que ahora no es más que un fantasma.

La melancolía es tentadora, arrebatadora. Días de lluvia como el de hoy nos obligan a mirar por la ventana, ver todo gris, todo mojado, todo frío. Como los ojos no quieren descansar en la ausencia de belleza, se van hacia alguna belleza con forma de fantasma que ande acechando en las hoquedades del recuerdo. Eso tan bello que se tuvo y que ahora no está. La lluvia es la manzana de la melancolía, solo hay que morderla, y uno al instante se encuentra chapaleando en el barro de las cosas que ya no están. Cada uno sabe qué es, no hacen falta enumeraciones.


La melancolía, casi como todo placer, nos arroja al abismo. La muerte está a la vuelta de la esquina, sonriendo con ojos de soledad. Asomarse a ese abismo es como mirar desde una altura descomunal, como viajar a 300 km por hora, como comer hasta reventar. Es empujar el límite, desafiarlo, hacerle frente y salir victorioso. O no.

A veces la tentación melancólica triunfa, y sigue lloviendo, aunque sonría como un idiota el sol.

14 julio 2010

Películas para chicos grandes

Hace muchos años la animación dejó de ser cosa de chicos. Reformulo: hace ya muchos años la animación dejó de dirigirse al público infantil, al menos aquella animación que no provenía de Hollywood. Si bien Disney, en mi opinión, es muy cuestionable en ciertos mensajes que le legaron a los “bajitos”, sus argumentos estaban claramente encaminados para menores de edad. Pero del otro lado del charco las historias animadas se fueron haciendo más complejas y para un público más variado. En Japón el animé empezó a atrapar a niños, a jóvenes y a adultos, y cuando llegó a occidente tuvo el mismo efecto. Tal fue el caso de Robotech, serie con base japonesa, pero comprada y capitalizada por un productor de Estados Unidos (Carl Macek le compró los derechos a Chō Jikū Yōsai Makurosu), que supo mantener la esencia del animé japonés y contaba, en un marco de un futuro donde desbordaba la ciencia ficción, las aventuras de combates, invasiones de alinígenas, personajes temibles y entrañables, con el marcado protagonismo de Rick Hunter, fachero (?) e  histérico si los hay, que no se decidía entre el amor de Lynn Minmei o Lisa Hayes. El paso de Heidi a Robotech fue abismal. Claro, no había visto el resto del animé que provenía de Japón. Hasta que de pronto, me topé con Cobra, un animé que traía una cantidad inusitada de imágenes sexuales, muy eróticas, en manos de un protagonista rebelde, inescrupuloso y apuesto pirata intergaláctico. Años después me enteré que el creador, Osamu Dezaki, se inspiró en un personaje de Jean Paul Belmondo. Y el animé japonés finalmente invadió las pantallas occidentales con todos lo animé que conocemos trayéndonos mucho más que animación: excelentes historias.

En los últimos tiempos la archiconocida productora Pixar se encargó de darle una vuelta de rosca a la animación hollywoodense, más precisamente a Disney y nos deleitó con obras magistrales, entre ellas Bichos (a.k.a A Bug's Life), Toy Story, Finding Nemo, Monster Inc, Wall-E, y a pesar de que Disney la compró en 2006, Pixar siguió demostrando su gran capacidad para contar historias, que pareciera que son para chicos, que los chicos disfrutan, pero que tienen muchos mensajes y contenidos para adultos.

Para adultos también empezó a animar Tim Burton. En su primer corto, Vincent, se ven las intenciones de Burton de animar con un trasfondo más oscuro, como lo hace con Nightmare Before Christmas y Corpse Bride, por poner un par de ejemplos.

Hayao Miyazaki siguió haciendo su magia japonesa para maravillarnos con películas como El viaje de Chihiro, El increíble Castillo Vagabundo, Mi vecino Totoro, La princesa Mononoke, Ponyo en el Acantilado y otras grandes obras, películas que conmueven y movilizan los corazones de los adultos, además de los jóvenes.

Muchas películas animadas son realizadas especialmente para adultos, provienen de distintos lugares del mundo, y están desarrolladas con diferentes técnicas de animación. A modo de recomendación vamos a pasar por algunas de ellas:

Mary and Max, es una comedia de humor negro, de origen australiano, animada en stop-motion, técnica que consiste en aparentar el movimiento de objetos estáticos capturando fotografías. La película está basada en una historia real, sumamente conmovedora, de una niña de 8 años Mary, que vive Melbourne (Australia), quien construye una relación de amistad epistolar con Max, un obeso mayor de edad, que sufre el Síndrome de Asperger, y que vive New York. Las voces de los famosos Philip Seymour Hoffman, Eric Bana, Toni Collete y Barry Humprhies coronan esta obra de arte.


Persépolis, película de origen francés, nos cuenta de una manera impecable y bella, la vida autobiográfica de Marjane, una niña iraní que crece en pleno fundamentalismo islámico, desde la revolución islámica hasta nuestros días. Cuando los fundamentalistas toman el poder forzando a las mujeres a llevar velo y encarcelando a miles de personas, Marjane se hace adolescente, descubre el punk, ABBA y a Iron Maiden, mientras vive el terror de la persecución del nuevo gobierno y la guerra de Irán e Irak. Para preservarla sus padres la envían a Europa, donde puede comparar otras culturas, otras religiones, a cambio de experimentar la soledad. La animación es muy simple, dibujos basados en la historieta autobiográfica homónima, novela gráfica, escrita e ilustrada por Marjane Satrapi. Cabe destacar además el bellísimo Soundtrack.

Renaissance, coproducción de Francia, Reino Unido y Luxemburgo. En un futuro postapocalíptico, en la distópica París de 2054, los movimientos son monitorizados, grabados, y controlados por una poderosa empresa, Avalón, que promete juventud y belleza. La técnica utilizada es la de captura de movimiento y computación gráfica, que consiste en capturar a través de ropas los movimientos de los actores, y luego las escenas son digitalizadas y trabajadas con técnicas de 3D y efectos especiales de postproducción para lograr la apariencia final. El film íntegro es en blanco y negro.

Waking Life, de origen estadounidense. El título hace referencia a la máxima de Jorge Santayana:"sanity is a madness put to good uses; waking life is a dream controlled" , en español: "la cordura es una locura que se usa para bien; la vida despierta es un sueño controlado". Es un film animado mediante la técnica de rotoscopia: la película fue filmada completamente en video digital para luego ser editada por un grupo de artistas mediante el uso de computadoras. La técnica permitió dibujar líneas estilizadas y colores a cada fotograma, acompañando la historia del personaje central que vive soñando o sueña despierto, viviendo en un estado permanente de sueño lúcido en donde lo onírico se mezcla con la realidad y se cruzan reflexiones profundas con charlas superfluas, y se tocan temas trascendentales desde la filosofía, el existencialismo y  las relaciones interpersonales.

The Secret of Kells, bellísima película irlandesa, con increíbles dibujos, llenos de detalles y colores muy originales, pero que me recuerdan a libros de cuentos infantiles de los setenta, que nos narra la historia de Brendan, un joven monje de 12 años, que vive en una remota abadía fortificada de Kells, en la Irlanda del siglo IX. Con los otros hermanos ayuda a construir una muralla para proteger la abadía de los asaltos de los vikingos, hasta que comienzan las aventuras cuando llega un maestro a la abadía con un mágico libro por acabar. También se destaca la banda sonora.

The Fantastic Mr. Fox, película estadounidense, que llega de la mano de Wes Anderson, con un repertorio de lujo en las voces George Clooney, Meryl Streep, Jason Schwartzman, Bill Murray, Michael Gambon, Willem Dafoe, Owen Wilson, entre otros. El film esta basado en el libro homónimo best-seller para niños de Roald Dahl (pero insisto que no es para niños) y utiliza técnica de la animación de toma fija para narrar la historia, que según dice la sinopsis, trata de la vida correcta de El Sr. Fox y su familia, que luego de doce años de tranquila vida doméstica, la existencia bucólica resulta demasiado para los instintos animales del Sr. Zorro, que ansía regresar a su vieja vida como un taimado ladrón de gallinas y al hacerlo pone en peligro, no solo a su amada familia, sino también a toda la comunidad animal. Atrapados bajo de la tierra, sin alimento suficiente para repartir, los animales empiezan por unirse para luchar en contra los malvados granjeros (Boggs, Bunce y Bean) quienes están determinados a capturar al audaz Sr. Zorro a cualquier precio. Excelente y original animación para una genial historia. Mucho humor y buena música.

Les triplettes de Belleville (a.k.a. Las trillizas de Belleville), brillante film francés, obra del dibujante e historietista francés Sylvain Chomet. Los dibujos son únicos, muy originales, y la historia se describe a través de ellos. Casi sin diálogos, sólo color, ritmo, canciones de jazz, y mucha magia, el film nos narra sin voces las desventuras de un ciclista, la lucha de su abuela Madame Souza que sigue su pista, con la compañía de un perro torpe y soñador, Bruno. En Belleville se encontrarán con las trillizas, un trío de avejentadas hermanas musicales, encantadoras y  jóvenes de espíritu. Increíble película que en su estética no puede ser más francesa (y ya saben que los prejuicios sobre el cine francés me los dejan en la mesa de entrada).

Hay más películas animadas de las que quisiera contarles, pero ya es la hora de la leche  (chocolatada) y se me está haciendo tarde para ver los dibus. ¿Será que yo no crezco?
Esto es to to to dooo amigos.


22 junio 2010

El sueño mundialista

Si, si, si, ya se. De lo que menos esperan leer acá es de futbol, pero la fiebre mundialista me tiene podrida.

De los 3 partidos que jugó la selección, no vi ninguno. En el primero, que era a las 11 de la mañana, obviamente, estaba durmiendo. De ese modo, no tuve que recibir quejas, debido a mis comentarios, -de maridos o madres-, que sí están interesados en ver el partido dado que no fui un estorbo at all. Para el segundo que era a las 8:30, por suerte, también estaba durmiendo plácidamente, mientras mi madre lo miraba sola en el living desprovisto de marido dado que, éste último, estaba trabajando.

Hasta ahí es lógico porque digamos que los horarios mañaneros, me facilitaron la evasión de tan esperado suceso para el resto de los mortales.

El tema es que hoy también me quedé dormida. Tómenlo como una cábala, tómenlo como que el futbol me importa lo mismo que la astrología, o como una muestra de que tengo mucho sueño. Pero a partir de ahora, pienso hacerles el favor y dormirme impunemente sea la hora que sea. Así, sin más.

Igual, confieso que cuando me desperté prendí la tele a ver cómo habían salido todos los partidos. Es que soy una incomprendida, yo aliento a la selección, pero desde otro lugar.

Esto es para que vean que yo tambien tengo un sueño (Cuak).



Y ustedes ¿qué cábalas tienen?



14 junio 2010

El libro perfecto

Hace unos días, mientras paseaba por un foro de Literatura cuyo nombre no recuerdo, me encontré con un thread (especie de post de los foros) que preguntaba cuál era el libro perfecto. En ese foro se había suscitado una terrible disputa alrededor de la Biblia. Varios sostenían que la Biblia ("libro" en griego) era un libro perfecto y otros gritaban hasta acalambrarse diciendo que no. Dado el contenido laico de La Covacha (no voy a decir ateo porque... porque me gusta decir laico) no voy a entrar en la discusión casi absurda (del todo absurda, bah) de discutir la perfección o no de un libro tan desprolijo como la Biblia y sí me voy a quedar con la pregunta inicial. ¿Cuál es el libro perfecto?

Los libros son algo maravilloso. Por más que Steve Jobs y la mar en coche de Silicon Valley nos quiera vender que el futuro está en una pantalla, la industria del libro (más allá de si es interesante o no el contenido del libro en sí) está más vigorosa que nunca. Quiero decir si Ileana Calabró y Belén Francese tienen publicados libros (por no decir Ari Paluch, que no solo tiene uno, sino que tiene dos) entonces no solo la industria del libro no están en crisis, sino que está en su mejor momento. 

Pero volvamos a los libros. Los libros nos han hecho soñar, llorar, amar, putear, saborear, viajar, los libros nos han hecho vivir. Los hemos escrito, maltratado, prestado, perdido, ocultado, odiado y amado. Les hemos hecho lugar en estantes donde ya no cabían libros, les hemos comprado bibliotecas que apenas entraban en nuestras habitaciones, los hemos puesto y sacado de cajas, los hemos mudado, los hemos vendido, nos hemos abalanzado sobre ellos en algún puestito de saldo, nos hemos babeado ante un incunable en una mesa de usados. Una vez me ocurrió que mi querida colega covachera Cecil me mostró orgullosísima dos tomos gorditos, muy marrones y viejitos diciéndome "solo vos podés entender por qué me compré estos libros". Eran Las aventuras de Rocambole, el libro que leía Silvio Astier, el protagonista de El juguete rabioso de Roberto Arlt y lo había conseguido en una librería de viejos en Rosario.

Los amamos mucho. Y como los amamos mucho tiene que haber varios favoritos. ¿Pero perfectos? Temo que perfecto solo puede existir uno. Y como cada uno es cada quien, voy a contar cuál es mi libro perfecto y los voy a invitar a que cuenten cuál es su libro perfecto, ese que admiran y que odian al mismo tiempo (por su perfección, claro, porque ustedes quisieran escribir uno así, exactamente así). 

Mi libro perfecto es Ficciones de Jorge Luis Borges. Hasta los veinticinco años, mi relación con Borges fue poco más que mala. Había leído el cuento "El cautivo" (del que mi colega covachera Cecil y yo recitamos una vez al unísono "En Junín o Tapalqué refieren la historia"... a veces nos ponemos insoportables) y había intentado leer El Aleph sin éxito alguno. Pero a los veinticinco años tomé de una biblioteca Ficciones y mi vida cambió. Fue tal la impresión que me causó ese libro que siempre digo que todavía tengo la cicatriz en la frente porque fue como si me hubiera golpeado algún garrote al leerlo. La perfección existía y había sido escrito por ese escritor siempre tan renegado por elitista. Borges no es elitista, Borges nos pone a prueba y si resultamos vencedores, obtenemos la llave para apreciar uno de los hechos artísticos más bellos que ha dado la humanidad: el libro de libros, el libro infinito del que se habla en "La Biblioteca de Babel".

Como sucesivas flores, los libros se van abriendo en el libro. El primer cuento comienza con un libro que se abre y un instante de fantasía que se cuela en la realidad del mismo Borges y de Bioy. El libro sigue y nos refiere a otros libros, otros autores, otros autores que quieren imitar a otros autores, laberintos que se duplican y triplican, hombres que no pueden olvidar. El universo, después de todo, parece ser una biblioteca.

Quizá no les guste Ficciones, quizá odien a Borges. Pero la literatura nos ofrece la diversidad, así que aquí les dejo la pregunta, para ustedes, ¿cuál es el libro perfecto?

25 mayo 2010

La identidad

Hace dos años y medio decidí mudarme de Buenos Aires a Córdoba. La sensación de ahogo del microcentro Porteño hizo estragos en mí, lo juro. Salir del trabajo a las 6 de la tarde y encontrarme con que un piquete cortaba la 9 de julio, no estaba bueno, sobretodo porque terminaba llegando a mi casa a las 9 de la noche. Vivir a 25 cuadras de distancia y tardar 45 minutos en llegar a las 9 de la mañana, tampoco. Ver a la gente correr y correr en círculo sin llegar a ningún lado, me daba una sensación muy difícil de explicar, pero que, supongo, se parece a la Agorafobia.

Sin embargo, Buenos Aires tiene ese no se qué que hoy, particularmente, extraño. En dos años y medio, nunca tuve la necesidad de estar allá. Sí, claro, la familia, los amigos… todo se extraña, pero la ciudad, en mi caso, no.

Por suerte Córdoba, sin llegar a ser el loquero que sigue siendo Capital Federal, tiene también su pequeño desastre microcentrico(?). Hasta ahora, me había funcionado ir cada tanto a esa zona si extrañaba el quilombo. Pero hoy, particularmente hoy, me hubiera gustado estar allá. Ver los festejos, pasear por la 9 de Julio, ir al Teatro Colón.

Pensar que pasaba todos los días religiosamente con el 115 por la puerta eh, pero jamás se me ocurrió visitarlo.

¿Qué tendremos los Porteños que, a pesar de tener a nuestro alcance lugares maravillosos, con el correr de la vida vamos perdiéndole el sentido a las calles, a los lugares, a los paisajes?

Yo, desde acá y Cordoberisada (?) les deseo a todos un Feliz Bicentenario. Y sigan caminando, pero no corran. A veces es bueno parar y reconocerse. Oh, la identidad.



Felices 200 años.



Pd: los dejo con este temazo de Sabina, no se por qué me representa mucho a Buenos Aires.

19 mayo 2010

La palabra florida

Hace muchos años (ay, cómo pasa el tiempo) mi profesora de Lengua y Literatura de 5º año nos dio para leer una serie de poemas en náhuatl, la lengua de los aztecas. No recuerdo mucho los poemas, aunque sí recuerdo que todos tenían un terrible tono sombrío, muy propio de esa cultura que amaba la sangre y la guerra. Pero lo que más me marcó fue que los aztecas llamaban a esos poemas la palabra florida.

Hace  un mes más o menos, publiqué este post, en donde hablaba de la derrota de la palabra, al menos de la palabra compleja, la palabra que dice más allá de lo que quiere decir. Tardé bastante tiempo en escribir este post y en tratar de unir ideas que me permitieran lograr concebir la idea de que la palabra aún podía triunfar en un mundo que se rige por lo que se vende y cuando aquello que amamos, la palabra florida, no es un bien enajenable.

Hubo una época en nuestro país en la que dos grupos se disputaban la verdad sobre el arte. Unos pensaban en la belleza de las formas sin restricciones, otros proponían que el arte no podía estar alejado de las cuestiones sociales y políticas. Entre ambos grupos se gestaron algunos de los más grandes escritores que tuvo nuestro país. Quizá no sea necesaria una respuesta, quizá sea necesaria la lucha misma, y en esa dialéctica, vivir.

Tengo la impresión de que no podemos ganarle a Ricardo Fort tirándole de las mechas a Graciela Alfano, es una batalla perdida, en serio, no hay "ficción" de Borges (ni siquera "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius")que supere la insoportable atracción de lo bizarro. Pero también tengo la impresión de que cada uno de nosotros disfruta de pelear por causas que parecen derrotadas desde el inicio. La misma lucha nos hace crear, nos hace debatir, nos hace pelear entre nosotros para descubrir los mismos motivos del arte, la misma razón de la palabra que florece. Y al fin de cuentas, el futuro será nuestro, por prepotencia de trabajo.

27 abril 2010

La no - palabra

Retomando un poco lo que hablaba Gaby en este post, me gustaría analizar algunas noticias recientes que, desde mi punto de vista, pueden interpretarse como resultado del triunfo del silencio o, mejor dicho, de la no-palabra.
Normalmente uno se comunica con el otro, entre otras cosas, a través de ellas. Sin embargo, muchas veces somos testigos de casos en los cuales las palabras no median y es, en este sentido, en el que son las acciones las que sí lo hacen.
Pero estas acciones, no son acciones comunes. Son acciones que están teñidas de inconsciente. Son acciones que, además, se salen del marco del discurso y dan como resultado un estado irreversible.

Hace pocos días, nos enteramos de la terrible historia entre dos amigas, con un desenlace lamentable.

"Silvia golpeó a su amiga Carola en la cabeza con una maza, golpe por el cual, 9 días después murió. El motivo del golpe fue que Carola tenía en su poder un video sexual de su amiga Silvia, en el que se la veía teniendo sexo con un ex novio de ella. Carola la amenazó con mostrárselo a quien, en días, se convertiría en marido de Silvia".

Contado así, parece que estuviera relatando la trama de una novela, pero no.

En este post, me gustaría hablar de éste caso puntual y analizar a la luz del psicoanálisis, cuáles fueron los mecanismo que fallaron para terminar con semejante desenlace.

¿Qué sucede cuando las palabras no intervienen y son las acciones impulsivas las que aparecen en su lugar? ¿Cuál es el peligro de la ausencia de la metáfora o la fantasía?

El peligro es éste. El pasar por la palabra nos obliga a pensar. A reflexionar antes de accionar. Lo que no pasamos por la fantasía, o por el pensamiento, es decir, por la palabra, es indefectiblemente un accionar inconsciente e impulsivo.

Justamente ese es el peligro de estas acciones, que no son más que ‘Pasajes al Acto’.
El 'Pasaje al acto’ no es un acto, sino un actuar inconsciente, que se produce cuando el sujeto se confronta con lo real, con lo que es como objeto para el Otro. Lo cual produce una angustia incontrolable, que lo lleva a identificarse con el objeto que es para ese otro, dejándose caer.
‘Dejarse caer’, en muchos casos, es el correlato esencial de todo 'Pasaje al acto' .
En él toda simbolización se ha vuelto imposible.
El sujeto se eyecta ofreciéndose al otro, como si ese Otro que es, en verdad, un lugar vacío, -dado que es el lugar de los significantes, es decir, del lenguaje-, se encarnara imaginariamente y pudiera gozar de su muerte.
El ejemplo clásico del ’Pasaje al acto’ es el suicidio. El 'dejarse caer' es literal en estos casos, por ejemplo, en el suicidio de alguien que se tira al vació. Es tan literal como la frase anterior: ‘El sujeto se eyecta ofreciéndose al otro (…) que es, en verdad, un lugar vacío

En contraposición con el Pasaje al acto, tenemos el Acting Out, que es un accionar dirigido a otro. Es decir, un acto, en el sentido de una actuación. Este tiene como espectador a un Otro, a quien no se le puede decir algo, pero al que se le actúa ese algo. Y, además, tiene como finalidad, que ese otro le otorgue sentido y significancia.
El acting Out da a oír a Otro, que se ha hecho sordo*. En busca de una verdad, prima lo que no se puede decir por la simbolización. El que actúa en un Acting Out, no actúa en su nombre. Es un signo de mostración que tiene un destinatario, y es quien el sujeto, inconscientemente, espera que le dé significación.
Y aquí podemos poner como ejemplo miles de casos, dado que todas las semanas aparecen en los diarios noticias en las que un chico le pegó a un maestro, o grupos de adolescentes que se dan cita en un shopping sólo para agarrarse a trompadas, etc.
Pero decía, contrario al Acting Out, el ‘Pasaje al acto’ no tiene un destinatario, y tampoco espera una interpretación. Es más, podría decirse que el Acting Out es un pasaje de ida y vuelta, dado que el sujeto puede irse en el, pero luego volver. Mientras que el ‘Pasaje al acto’ es un sin retorno. Irreversible. Es un significante Forcluído, [a.k.a perdido], de la cadena simbólica.
El sujeto del ‘Pasaje al acto’ es un sujeto ávido de reconocimiento, el Pasaje al acto es en sí, pura demanda de amor de un sujeto que sólo puede vivirse como un desecho a evacuar*. Sin embargo, no espera una interpretación, es un sujeto que ya no espera nada de ese Otro. Por ello, esa entrega al vacío de muchos suicidas, ese 'Dejarse caer'.
Contrariamente a esto, el sujeto del ‘Acting Out’ es un sujeto que se da a descifrar al Otro a quien se dirige. Y es, en este sentido, una demanda de simbolización, de interpretación, si se quiere.

Hoy por hoy, estamos rodeados de gente actuante y de Pasajes al acto: desde una pelea en televisión, hasta la noticia de un asesinato en los noticieros, vemos continuamente como, cada vez más, pareciera quedar de lado la palabra.
Prima la violencia, la emoción violenta, la impulsividad, y escasea la reflexión.


Para terminar quisiera citar a gaby que bien dice: 'Esas son las espantosas consecuencias de achatar a la palabra, de dejarla en el lugar humillante de un simple enunciado y de quitarle aquello que la hace bella, su posibilidad de decir más de lo que dice, su posibilidad de ser, en sí misma, una metáfora'.






Fuentes: aca y acá

22 abril 2010

La Covacha Recomienda: La Agrado

De la maravillosa película Todo sobre mi madre de Pedro Almodóvar, quería rescatar en dos videítos ese personaje increíble que es la Agrado de Antonia San Juan. Travesti interpretado por una mujer (uno de esos tantos giros de Almodóvar), la Agrado es uno de esos personajes secundarios que se roban por completo una película y opacan a estrellas como por ejemplo, la tonta de Penélope Cruz. Si no vieron la peli, véanla, una de las más hermosas de Almodóvar. Si la vieron, entonces ya saben quién es la Agrado y por qué la estoy recomendando.

Este video es el del famoso monólogo de la Agrado en donde declara su autenticidad.






Y en este video, Antonia San Juan y Marisa Paredes se sacan chispas en términos de actuación. Véanlo y mátense de risa.



20 abril 2010

El triunfo del silencio

Cuando uno escribe, siempre algo queda en el camino. Por ejemplo, cuando pensaba escribir este post, había un montón de cosas que quería decir. Pero ahora que lo escribo, muchas ideas no toman forma, muchos deseos de decir quedan sin poder ser expresados en la forma que yo imaginaba. Aún así, sigo escribiendo, mitad porque es mi semana en La Covacha, mitad porque a pesar de que la palabra es incompleta, también dice lo que dice, y además más y otra cosa.

Desde hace un tiempo veo con mucha pena que la palabra se va achatando cada vez más. Que todos los relieves posibles que una palabra podía tener se van perdiendo hasta ofrecer poco más que letras unidas por alguna regla que todos ignoran y que incluso hasta combaten en nombre de no sé qué rebelión. Esta idea, la de la rebelión mediante la falta de ortografía, es tan curiosa como la idea de que se combate al capitalismo siendo sucio. Yo creo más bien, que es un regodeo en la ignorancia, como si los chanchos vinieran a vendernos su chiquero como el paraíso terrenal.

Lo cierto es que me asusta. Porque ya estamos viendo las consecuencias: cuando alguien dice "te voy a matar", realmente lo hace, ya no es "estoy furioso con vos". La palabra no sirve para generar un límite entre lo pensado y lo posible, sino que es una enunciación del acto siguiente. Esas son las espantosas consecuencias de achatar a la palabra, de dejarla en el lugar humillante de un simple enunciado y de quitarle aquello que la hace bella, su posibilidad de decir más de lo que dice, su posibilidad de ser, en sí misma, una metáfora.

La palabra ha sido derrotada, al menos ha perdido varias batallas,  y supongo que los estúpidos estarán felices porque creen que están ganando, incluso que han ganado. Yo tengo miedo de ese mundo sin relieves, sin posibilidades de misterios, sin lírica. Un mundo donde, finalmente, triunfe el silencio.

13 abril 2010

La épica lucha entre el bien y el mal

El antagonismo del bien y del mal es un tema recurrente en la literatura fantástica. La lucha entre estas facciones puede venir de la mano de la religión (dios contra el diablo, la luz contra la oscuridad, ángeles versus demonios), o de la fantasía (la fuerza vs. su lado oscuro, la magia negra contra la magia blanca, las máquinas contra los humanos) y a veces el antagonismo es más profundo, subyace en la trama y no tiene representantes tan diferenciados, como el poder que corrompe y no a todos por igual. ¿Cuál sería la contracara del poder? Tal vez son muchas.
La literatura fantástica es, ante todo, creativa. Menospreciarla es desconocerla. Y no es fácil llevar la fantasía del plano de la imaginación al plano audiovisual, pero cuando se logra, es, valga la redundancia, fantástico.
Lo interesante de la literatura fantástica es que podemos quedarnos con lo que nos ofrece, e interpretar el mensaje sin alejarnos de los elementos que nos brinda. Pero también se puede hacer una segunda lectura: el contexto.
A riesgo de que Cecil me ponga un cero en literatura, continúo diciendo que a veces conocer el contexto de una obra fantástica nos puede ayudar para ampliar la visión de la historia. El contexto puede venir de una corriente, tomemos por ejemplo el romanticismo. El romanticismo es un movimiento artístico, cultural y político, del siglo XIX que impregna las obras literarias, las pinturas, las esculturas, la cultura en general y en particular. Surge como una reacción contra el racionalismo, que imponía reglas y estructuras. El romanticismo se conecta con una forma de concebir el mundo, la humanidad, los sentimientos, dejar de lado la razón y pasar por el corazón. Así, la literatura romántica está plagada de antihéroes, héroes trágicos, héroes incomprendidos, y nacen obras como Frankenstein y Drácula, obras fantásticas con sus visiones particulares del bien y del mal. El antagonismo está presente.
Y el contexto puede ser a veces más personal. Tomando de referente a un reconocido escritor de literatura fantástica, J.R.R. Tolkien, en una primera lectura podemos ver la lucha de las facciones antes mencionada en la obra El Señor de los Anillos, como el avance de la oscuridad sobre la Tierra Mieda, que destruye todo lo que tiene a su paso, el poder que busca más poder, el poder que corrompe a quién lo detenta, contra el bien que quiere proteger la vida, la naturaleza, la fraternidad, el amor, y todo aquello que haga que merezca la pena estar vivo.
El contexto de Tolkien es más significativo. Si bien este escritor es muy descriptivo, para algunos demasiado, la visión del avance de la oscuridad en forma destructiva viene de su propia visión, de haber visto como la revolución industrial acababa con campiñas, con paisajes verdes, para convertirlos en paisajes grises, urbanos, industriales, teñidos de hollín ocre del humo de grandes chimeneas, y por su vivencia en carne propia de la primera guerra mundial, donde se enroló como teniente segundo, especializado en lenguaje de signos, sirviendo como oficial de comunicaciones hasta que enfermó de la fiebre de las trincheras. El espanto de la guerra, de las masivas muertes en las trincheras, de la crudeza de lo ocurrido, se convierten en sus ejércitos de orcos asesinos de sus ficciones, sin que el autor pretenda hacer una alegoría de la guerra.
La lucha antagónica del bien y el mal de Tolkien es más humana a pesar del género fantástico, mostrando realidades universales a pesar de la fantasía, y no tiene formas precisas, no se pueden sintetizar en dos personajes centrales opuestos, porque la lucha está en cada uno de ellos, porque es interna, porque hay un mal que amenaza, y algunos personajes se dejan seducir, otros corren grandes riesgos de ser seducidos y se alejan, otros se corrompen fácilmente y se tientan, se obnubilan con el poder, otros pelean hasta la muerte para no dejarse llevar por el mal, y el mal que no lo ve todo, pero que quiere ver todo, a través de un ojo de fuego, a veces desvía la vista, por avaricia, porque el mal también seduce al mal, el mal quiere más y es ahí donde flaquea. En muchas obras el bien es blanco y el mal es negro, en cambio, en la obra de Tolkien, las caras del bien y del mal no están delineadas con contornos remarcados, no están tan definidas, pero son distinguibles, están omnipresentes, y latentes en los corazones de todos los personajes, como lo está en el género humano, y por lo que siempre tenemos opción.

29 marzo 2010

Alicia, Matrix y su relación con el cuerpo

La Alicia de Carroll ha inspirado, a lo largo de los años, muchísimas creaciones artísticas: desde pinturas, poemas, hasta video clips. Sin embargo, lo que encuentro más interesante es la versión post moderna de Alicia en el País de las Maravillas: The Matrix.
Más allá de las similitudes que aparecen en las tramas, es interesante, ver las similitudes que pueden encontrarse desde lo psicológico.
Para eso, hablaremos de ambos films y su relación con el cuerpo y cómo está concebido.

En matrix Neo se nos aparece como un objeto más, desechable, entre todos los objetos que lo acompañan en el cuarto en dónde está. Un objeto solitario, que no hace lazo social con nada, está aislado. Esto lo mantiene lejos de ser un Sujeto de Deseo. Es simplemente un agente más del Discurso Capitalista. Sin embargo, es la entrada de Trinity con su ‘Despierta Neo… sigue al conejo blanco’ lo que lo orienta hacia lo que realmente debe hacer. Es ahí cuando el sale del lugar del UNO, del Elegido, para introducirse en el lugar de sujeto al seguir ‘el deseo del otro’, en este caso Trinity.
Entonces, es aquí que se nos aparece una mujer, Trinity, creando un hombre, Neo. A partir de su aparición el logra crear un lazo, y entrar en el discurso común. Podríamos decir, que en éste punto, nace.
Es ahí que se topa con Morfeo, quien aparece como portador del Discurso de ese Otro Significativo. Es él quien ahora tiene la verdad.

Neo, a partir de aquí no deja de preguntarse Qué es la Matrix. La respuesta a esa verdad la tiene Morfeo, quien le dice en una parte ‘La Matrix es el omnivoyer, el otro que nos mira aunque no lo veamos`. Y agrega ‘Es el mundo con el que han sido vendados tus ojos para cegarte frente a la verdad, de que eres un esclavo’

Matrix es lo que el Otro Simbólico, el orden virtual, la red que estructura la realidad para nosotros. Es, sin más, el lenguaje. Nuestra realidad está estructurada en letras, palabras, cadenas de letras que representan a Matrix en las pantallas de las computadoras, el Otro como cuerpo.
Neo, en un momento dado, antes de entrar a hablar con la Pitonisa, se nos aparece mirándose al espejo y detrás suyo, aparece Morfeo, sosteniendo esa imagen.
En otra escena, tambien mirándose en el espejo, su imagen aparece fragmentada. Aquí se da un efecto de despersonalización, que le genera terror.
Luego Neo toca su imagen, y en el momento en que lo hace, se desvanece la imagen especular del espejo que cae en su imagen real. Aquí puede verse el recorrido detrás del espejo. La distancia necesaria entre lo que Neo es, y lo que cree ser, desaparece.
Por último, en un momento, vemos cómo el protagonista es castrado, [no literalmente], y dentro de un huevo - placenta, mira como su cuerpo es agujereado por Matrix.


Eso hace el lenguaje en todos nosotros. Nos atraviesa. Nos permite nombrarnos en tanto cuerpos. Nuestro cuerpo se construye desde ese lenguaje que nos estructura. Un cuerpo, conscientemente fragmentado, siempre trauma. El encuentro con lo real, diría Lacan, aterra.

Ustedes dirán qué punto de conexión tiene Matrix con Alicia, bien. En Alicia, vemos a la protagonista, sufrir varias metamorfosis: su cuerpo se agranda, se achica, etc.
En ella, el cuerpo que habla es el cuerpo de la pubertad. Los cambios que se producen en esa edad, están exagerados y son evidentes a lo largo del film.

En Alicia entonces, vemos el cuerpo real y sus cambios, en primera plana. Mientras que en Matrix es el cuerpo imaginario el que se nos aparece como real. Es decir, el cuerpo que se construye desde el lenguaje.
A Alicia, a diferencia de Neo quien va en busca de la verdad toda, la verdad única para todos nosotros, se le aparece una verdad a medias, la verdad del sinsentido, lo no dicho es lo que la guía a lo largo de su aventura.

Para terminar voy a hacer una aclaración: en el llamado ‘Estadío del espejo’ ese momento en el que, entre otras cosas, el niño al mirarse en un espejo se reconoce, y aparece otro, el otro que simbólicamente, asiente y da el ok, digamos, diciéndole al niño que sí, que quien está del otro lado del espejo es efectivamente él. En ese momento, el niño ve una imagen de su cuerpo completo, sin faltas. Pero la realidad es que a esa edad y en rigor, siempre, ningún niño puede estar completo en términos, no biológicos, sino psicológicos. Es decir, el cuerpo se le adelanta al yo [a.k.a a la conciencia] y a la capacidad interpretativa del niñito. Porque, en verdad, somos tan frágiles y vulnerables que necesitamos una de las gestaciones mas largas del reino animal, para estar listos y enfrentar al mundo. [A medias, dado que necesitamos de muchisimos cuidados durante largos años, y durante el resto de nuestras vidas necesitamos de un otro que nos contenga, no como el resto de los animales que, en su gran mayoría, al nacer ya pueden valerse por sí solos].
Es esta falsa sensación de completud, la que nos permite vivir, sin ahogarnos en un mar de angustias.

Por eso, todo lo que le pasa a Neo y tambien a Alicia, es en algún punto algo que, a otro nivel, nos pasa a todos a lo largo de nuestras vidas. Una lucha incansable entre lo que somos, lo que queremos ser, y lo que parecemos.


Sí, lo sé, es un post largo y complicado, pero me pidieron psicoanálisis, así que lean, carancho.

22 marzo 2010

La escoba y el caballo

Leer a Lewis Carroll no es fácil, creo que evocaré a la niña que leyó sus libros y no a la adulta que vuelve a ellos razonando. Mi primera lectura de Lewiss Carroll fue Alicia tras el espejo (Through the looking-glass and what Alice found there). Era una edición de la colección Billiken, la de la editorial Atlántida que tenía la contraportada roja con un resumen del libro y que solían ser versiones sospechosas por sus recortes o traducciones. Alicia tras el espejo venía ilustrada por Aniano Lisa, nunca olvidaré ese nombre por lo extraño, quien ilustró varios de los libros de la colección Billiken. Eran unas ilustraciones modernas, muy alejadas del clásico vestidito celeste de Disney y que yo pasaba varias horas mirando. Tendría unos diez años cuando leí la historia por primera vez, probablemente un verano caluroso y aburrido de esos que tiene Buenos Aires, con los amigos lejos y nada por hacer durante tres meses. La misma sensación cuenta Alice Liddell, la niña que inspiró a Alicia:

Creo que el principio de Alicia nos lo contó una tarde de verano en la que el sol quemaba tanto que tuvimos que poner pie en tierra en medio de los prados del camino de vuelta, abandonando la barca para refugiarnos en el único trozo de sombra que pudimos descubrir, el cual se encontraba bajo una hacina de heno recién cortado. Fue allí que llegó de las tres (hermanas Lidell) la habitual petición: "Cuéntenos una historia", y así empezó el cuento deliciosamente inmortal".
Hay algo de levedad en las historias de Alicia, para disfrutarlas, uno debe dejarse llevar por las palabras, los juegos de apariciones y desapariciones, las arbitrariedades y la magia. Leer a Lewis Carroll  es como si uno intentara, ahora que es adulto, comprender ese instante en el que una escoba se convertía en caballo. Podemos ver una escoba, podemos recordar que la usábamos para cabalgar por el fondo de jardín, golpeando detrás nuestro como si fuera la grupa de un caballo. Pero nos es mucho más difícil, recordar justo ese momento en el que la escoba no era una escoba, el preciso instante en el se atraviesa el espejo y estamos arriba de un caballo galopando a toda velocidad por alguna llanura. 

Las Alicias de Lewis Carroll (confieso que prefiero Tras el espejo a la primera) nos llevan de la mano,  creo que no a soñar, sino a jugar. ¿Dale que vos eras la reina de corazones y me cortabas la cabeza? ¿Dale que recitábamos poemas locos con palabras inventadas? ¿Dale que nos reímos de todos y nos coronamos reinas? ¿Dale que nos asustábamos tanto hasta sentir miedo y de repente dejábamos de jugar así ya no nos asustábamos?

Los dos maravillosos libros de Lewis Carroll encierran eso que se pierde cuando uno es adulto, quizá por eso nos resultan tan extraños y tan fantásticos al mismo tiempo, al menos para quienes los adoramos. Cuanto más crecemos, en edad y en experiencia, cuanto más vivimos, nos alejamos del juego, precisamente porque no se juega a vivir, simplemente se vive. Pero Lewis Carroll nos ha dejando la oportunidad de volver a recordar el momento en el que la escoba se convierte en caballo. Solo hay que animarse a atravesar el espejo.

16 marzo 2010

Cuando el sinsentido adquiere sentido

Nonsense literalmente significa "sin sentido" y es un recurso literario para incorporar el absurdo en base a palabras inventadas y del juego de palabras. Unos de los mayores exponentes del nonsense de la literatura inglesa es y fue Lewis Carroll, el mítico autor de Alicia en el país de las Maravillas y Al otro lado del espejo, y lo que Alicia encontró allí. En el segundo libro incorporó un poema, quizás el más célebre del nonsense inglés llamado Jabberwocky, título que Carroll toma del verbo "to jabber" que significa "hablar de forma incoherente".
De las distintas traducciones imposibles, porque se pierde el nonsense inevitablemente en la traducción, elegí la que aparece en la edición que tengo de Al otro lado del espejo. En inglés, a pesar del sinsentido, se respeta la estructura rítmica y gramatical de la poesía inglesa clásica.

Jerigóndor

Cocillaba el día y las tovas agilimosas
giroscopaban y barrenaban en el larde.
Todos debirables estaban los burgovos,
y silbramaban las alecas rastas.

¡Cuíudate, hijo mío, del Jerigóndor,
que sus dientes muerden y sus garras agarran!
¡Cuídate del pájaro Jubjub, y huye
del frumioso zumbabadanas!

Echó mano a su espada vorpal;
buscó largo tiempo el manxomo enemigo,
descansó junto al árbol Tumtum,
y permaneció tiempo y tiempo meditando.

Y, estando sumido en irribumdos pensamientos,
surgió, con ojos de fuego,
bafeando, el Jerigóndor del túlgido bosque,
que burbulló al llegar.

¡Zis, zas! ¡Zis, zas! ¡Una y otra vez
tajó y hendió la hoja vorpal!
Cayó sin vida, y con su cabeza
emprendió galofante su regreso.

¿Has matado al Jerigóndor?
Ven a mis brazos, sonrillante chiquillo.
¡Ah, fazoso día! ¡Cálos! ¡Calay!,
mientras él resorreía de gozo.

Cocillaba el día, las tovas agilimosas
giroscopaban y barrenaban en el larde.
Todos debirables estaban los burgovos,
y silbramaban las alecas rastas.

Luego de que Alicia leyera la versión inglesa no pudo disimular que no entendió nada [como ustedes, ahora]. Sin embargo, se ha entendido de este poema más de lo que quizás habría esperado el propio Carroll. Carroll explicó algunos de los términos del poema original, y pueden consultarlos aquí [e incluso ver otras traducciones].
El sentido que adquirió el sinsentido de estas estrofas llegó a ser muy popular y no sólo en la cultura inglesa, ya que fue traducido en muchísimas lenguas y hasta en idioma Klingon [sí, sí, los de Star Trek]. El poema fue y es fuente de inspiración para distintas obras artísticas, y sin ir más lejos, es la línea central del argumento de la actual versión de Alice in Wonderland, de Tim Burton .
Y retrocediendo unos años encontramos que uno de los genios del grupo Monty Python [especialistas del absurdo, tema que tratamos aquí], el director Terry Gilliam, hizo su propia versión en un film titulado como el poema: Jabberwocky.
También tuvo su interpretación visual a través de dibujante de los libros de Carroll [aunque Gaby me chusmeó que Carroll odiaba los dibujos de este buen hombre].


Ilustración del Jabberwocky, por John Tenniel.