02 noviembre 2010

Te falta un sello

Los que me siguen en mi blog Cuenteando, saben que desde hace un año más o menos, me dedico a hacer sellitos de goma tallados en gomas de borrar. Quizá pocos sepan que empecé a hacer sellitos por una razón compleja: hace poco más de un año entré en el circuito de la burocracia de la enseñanza. Sello por acá, sello por allá, me mandaban de un lado para el otro, buscando sellos que debían arruinar la parte de atrás de mi hermoso título de la Universidad de Buenos Aires. El sello más ridículo que tuve que hacer fue el de "registrar" el título en la provincia de Buenos Aires, en el partido donde tengo el lugar de residencia. El trámite me llevó una mañana y consistió en adornar mi título con un sello espantoso firmado por una mujer que tenía a su lado un platito con facturas. Lo más extraño de todo, es que ese sello no me costó nada, el estado provincial no recaudó nada por ese sello. Simplemente, me hicieron perder tiempo. Como los nenes, que jugando ponen en acción lo que viven pasivamente, me puse a hacer sellos (mucho más adorables, por supuesto) porque no soportaba tener que aceptar que esos sellos iban a ser parte de mi vida.

Hace casi 33 años le dieron a mi papá la copia de mi partida de nacimiento con un error en un número: un 6 se convirtió en un 5. Y de ahí en adelante, mi número de documento estuvo equivocado. Cuando quise hacer el nuevo DNI saltó el problema: todos mis papeles "legales" están equivocados en un número, un 6 que se transformó en un 5.

La burocracia es un sistema perverso que consiste en establecer una serie de reglas que no pueden ser quebradas (si no tenés todos los sellos el sistema te rechaza) pero que al mismo tiempo, genera sus propios errores y deben realizar enmiendas para resolverlos. La perversión llega a tal punto que uno rebota una y mil veces por fotocopias mal hechas, firmas que no están, triplicados mal completados y empleados estatales que con su mejor cara de orto (hay que entenderlos, les interrumpimos la docena de factura que se comen por día, actividad por la que reciben un sueldo) nos explican que tenemos que volver de 10 a 14 hs. para sacar turno y poder empezar el trámite otra vez.

No es gracioso, no es simpático, no es una "argentinada" más. Es un sistema perverso que juega con nuestra identidad, la destruye en un simple error, la enmienda al margen, la corroe con fotocopias, la ensucia con azúcar y crema pastelera. La burocracia nos quita tiempo, nos transforma en datos verificables, nos amansa en colas interminables.  Y lo más terrible, es que no hay forma de escaparse.

6 comentarios:

Marcela Calderón dijo...

Priiiiiiii...
Oh, sí. Lloremos juntas. Un bajón. Y cuánta verdad.

La sé dijo...

Que buena forma de reconstruir (algo negativo como los horrendos sellos que ensucian títulos a bellos sellitos!)
Cuentote que mis 2 hermanos tienen apellido paterno y materno, siendo éste último poseción exclusiva de ellos... Cuándo nos dimos cuenta?? Cuando los llamaron del colegio al que íbamos para saber si éramos todos hijos de los mismos padres... Tuve la voluntad de agregarmelo, pero se me iría la vida en ello, asíque naaaaaaaaaa.... dejalos a ellos que se queden con tooodddddaaaaaaaaa la fortunaaaaa de mi madre!!!

Anónimo dijo...

Si bien es cierto, te cuento que el salario de los empleados públicos está apenas por encima de la línea de pobreza, el empleado que tiene 20/25 años de antigüedad cobra casi lo mismo que el que recién empieza y las horas extras te las pagan en negro. Sí, el Estado Nacional y Provincial paga en negro aunque no lo creas.
Y lamentablemente no se puede decir "Renuncio y listo", porque no hay muchas alternativas.
Hay mucho clientelismo y se roban toda la guita que se recauda en vez de buscar la forma de agilizar los trámites de la gente y mejorar los salarios de los trabajadores.
Me parece que te la agarraste con una pobre mina que capaz que la única alegría que tenía en el día era comerse esa factura cuando en realidad es un sistema perverso que nos está tomando el pelo a todos.
Saludos!

Anónimo dijo...

Siendo el anónimo numero 2 voy a decir algo que también se olvido:

Muchos, demasiados quizás, empleos estatales son tomados por hijos de, hermanos de, novi@s de, sobrinos de, vecinos de, bueno podría explayarme pero prefiero la palabra 'acomodados' los que nos manejamos en ciertos ámbitos sabemos lo difícil que es conseguir un empleo estatal si no tenes conocidos. Un ex profesor me dijo que el éxito que tengamos en esta vida esta atado a la capacidad que tengamos de socializar con las personas adecuadas, alianzas estratégicas ponele.
Pero me estoy yendo de tema, lo importante, mas bien, la duda que tengo es: ¿cuanta gente que realmente merece el puesto y puede hacer mucho mas por la gente esta desempleada por no ser "conocido de"?

Voy a caer en el cliché de decir que "Así estamos"


PD: Mi comentario no engloba a TODOS los trabajadores estatales, supongo que deben existir excepciones... Eso espero. Realmente lo espero.

Cecil dijo...

La burocracia es una de las cosas más horribles de volverse adulto [?]. Al día de la fecha, mi mente -que es capaz de retener la declinación completa de sustantivos en griego y en ruso- se niega rotundamente a retener cualquier cosa que tenga que ver con los famosos 'trámites' que debemos hacer para 'existir' en este mundo.

Sin embargo, no creo que un papelucho ponga en juego la identidad de nadie. Yo no soy un número ni mi vida es un papel. En tanto el sistema es perverso, un simple error genera un mundo de problemas, es cierto, pero de ahí a 'manchar' la identidad me parece que hay un larguísimo trecho.

Hasta donde yo leo el post, nadie se la agarró con la pobre mina [sic] que engulle facturas sobre los títulos de otras personas: ella, como tantos otros, es el claro exponente de un sistema horroroso.

nada, eso.

kuke dijo...

Burocracia...la tortuguita de mafalda. Perverso, y enloquecedor. El panóptico en papel. Una garcha, bah. Cuento mi desgracia personal: me llamo COSTANZA así, sin la "n" del 99,6 % de las Constanzas. Así que todoss los trámites para existir los hice dos veces, porque no importa cuantas veces deletree mi nombre, siempre, en alguna parte del trámite alguien dice "no puede ser" y me pone la puta n.

Muy interesante lugar para acovacharse y leer cosas mujeres pensantes. Besos y sellos