08 septiembre 2010

La Covacha entrevista: Marcela Calderón - Ilustradora (segunda parte)

Continuamos con la entrevista a la ilustradora Marcela Calderón. Sigan disfrutando de sus palabras y su arte.

Adultos en un mundo de niños y libros

-¿Cómo encarás el proceso de ilustrar un libro destinado a un público infantil? ¿Cómo elegís la técnica? ¿Qué grado de libertad tenés a la hora de decidir los formatos, las técnicas, los soportes?

Hay muchas variables en juego. La principal, pasa por el tipo de libro: si es libro de texto o de literatura infantil. Cuando es libro de texto, en general me convocan por algún estilo preciso y me lo piden expresamente. Cuando se trabaja con libros de texto, la libertad es relativa, porque estamos –dependiendo de la materia de la que se trate, sobre todo- atados al texto y el pedido específico del autor o editor. No podés “volarte” demasiado cuando tenés que hacer una ilustración para Matemática 1, en la que los chicos están aprendiendo a sumar, aunque esa suma sea de frutas, por ejemplo. Otra variable que influye, a la hora de elegir la técnica es el soporte en el que esas ilustraciones van a salir impresas. En mi caso específico, el ejemplo más claro es La Valijita. La Valijita de Billiken, es una revista para chicos de jardín de infantes. Revista con la que los chicos interactúan, interviniéndola, dibujándola, escribiendo en ella. El papel para este caso, es poroso y mate. Las ilustraciones pintadas digitalmente, son las que se ven mejor, para que los colores no se desluzcan. Por eso, la Vali sale pintada –casi exclusivamente-, en digital.


Otro es el caso de los libros englobados en “literatura infantil”: libros de cuentos y poesías. Ahí, la libertad es otra. Generalmente, consensuado con el editor, elijo pintar con técnicas tradicionales –de “enchastre”-: tintas, acuarelas, lápices, acrílicos… Puesta a elegir.: pincel vs mouse, el pincel gana por mucho. Es lo que más me gusta. El formato, en general, viene prefijado por el editor, dependiendo de si el libro funciona dentro de una colección o no. Pero con la técnica y el soporte, en general tengo bastante libertad de elección.



-La relación entre editores y escritores suele ser tensa. ¿Cómo es la relación entre editores e ilustradores?

Puedo hablar por mi propia experiencia. En general me ha tocado trabajar con gente muy piola –siempre hay excepciones, obvio-. Pero la gente con la que he trabajado –y trabajo- en general es gente con la que se puede charlar, opinar, consensuar. No puedo quejarme, la verdad.


-¿Cómo es la relación entre texto e ilustración? ¿Puede la ilustración ir "un poco más allá" de lo que dicen las palabras?

No sólo “puede” si no que “debe” ir más allá del texto. Una ilustración puede ir más allá, o hasta contradecir, algo de lo que dice el texto. Y así mismo, un dibujo puede verse de otra manera, de acuerdo a las palabras que tenga asociadas. Esto permite generar historias “paralelas” a la del texto. Diferentes perspectivas dentro de la misma historia. Siempre creadoras y enriquecedoras.


-¿Escribís? ¿Te gustaría ilustrar tus propias palabras?

Escribo casi desde el mismo momento que empecé a dibujar. Y sí, lo que más me gusta, es ilustrar mis propios textos. En estos casos, nunca se sabe que surgió antes: si las palabras o los dibujos. Para mí, es la amalgama perfecta.

Ser niño y dibujar (otra vez)

-¿Qué ilustrador admirás? ¿Cuáles reconocés como influencias directas?

Tantos, tantos...Wolf Erlbruch, Shaun Tan, Rebecca Dautremer, Gabriel Pacheco, Niccoleta Ceccoli, Jill Barklem, Jimmy Liao, Pablo Auladell... podría seguir. La lista es larga. Los buenos y talentosos ilustradores internacionales han sido, y son cada vez más, muchísimos.

Dentro de la Argentina, admiro a muchos colegas –algunos reconocidos, otros en crecimiento vertiginoso- y maestros. Pero sin lugar a dudas, mis influencias directas son Claudia Legnazzi y Oscar Rojas: MAESTROS.



-¿Qué te gustaría que te dijera un niño sobre tus ilustraciones?

Esta pregunta me dejó pensando…. No es fácil responderla, aunque creo que lo mejor que me podría pasar como ilustradora, es que un niño diga que mis dibujos son como los de un niño. Admiro profundamente la libertad, espontaneidad y frescura con las que dibujan los chicos. Cosas que perdemos cuando –a medida que crecemos- nos enseñan que las palabras reemplazan a las imágenes. Perdemos tanto en ese “crecimiento”, que la mayoría de los adultos, terminan creyendo que no saben dibujar. Sí, seguramente, eso sería lo que me gustaría que un niño diga de mis dibujos.

-¿Qué ilustradores y autores infantiles deberíamos leer los adultos?

Todos los que nombré más arriba, son ejemplos perfectos de literatura infantil con gran calidad artística. Y hay muchos más…. Cuando te adentrás a “investigar” qué hay a nivel mundial en literatura infantil, descubrís un mundo muy vasto. Mundo que, por suerte, está teniendo un espacio cada vez más importante dentro de lo editorial en la Argentina.

-¿A qué autor te gustaría ilustrar?

A Marcela Calderón, sin lugar a dudas.
Y a cualquiera –sea reconocido o no- que logre provocarme ESAS imágenes, apenas tomo contacto con el texto.


Las cuatro covacheras queremos agradecerle a Marcela Calderón por su amabilidad al responder esta entrevista y facilitarnos las fotos. Los invitamos a pasar por su blog y seguir disfrutando de sus ilustraciones.

06 septiembre 2010

La Covacha entrevista: Marcela Calderón - Ilustradora (primera parte)

Las covacheras siempre estamos pensando nuevas formas de ampliar los horizontes de La Covacha. Mientras soñamos con nuestro propio centro cultural o nuestra librería-café decidimos empezar una serie de entrevistas a gente que nos interesa mucho y que tiene cosas para decir. Para empezar esta nueva sección de La Covacha entrevista, no tuvimos dudas: fuimos directamente a nuestra querida amiga Marcela Calderón, ilustradora infantil (ha realizado manuales, libros de cuentos y probablemente si tienen hijos han visto sus ilustraciones en La valijita), vecina de la ciudad de San Nicolás de los Arroyos y amiga personal de las covacheras. La entrevista fue dividida en dos partes y está acompañada de algunos de los trabajos de Marcela, para ver más los invitamos a pasar por su blog.

La infancia entre libros

-¿Leías libros infantiles cuando eras chica? ¿Quién te los acercó? ¿Aún conservás algunos? ¿Qué te ha hecho conservarlos? ¿Hubo alguno en especial que odiaras mucho?

Mi relación con los libros comienza siendo yo muy chiquita. Cuenta la leyenda [¿] que cuando tenía yo alrededor de dos años (y todavía era única hija. Soy la mayor de tres hermanos), mi madre salía temprano a hacer unas compras a un par de cuadras de nuestra casa, y me dejaba a mí, todavía durmiendo. En la cuna a mis pies, dejaba dos o tres libros. Apenas yo despertaba, me sentaba a mirarlos. Cuando ella volvía, poco después, me encontraba sentadita en la cuna, concentradísima en mis libros. La misma “leyenda” dice que nunca fui de destrozar los libros de hojas de papel, aunque recuerdo que tenía muchos de cartoné, a esa edad. Me fascinaba una colección (lamentablemente no recuerdo la editorial), de cuentos clásicos, que eran de cartoné, con ilustraciones muy coloridas, y en la tapa tenían una ilustración “de avanzada” para esa época… como un “holograma”: movías el libro y la imagen cambiaba. Me encantaba eso.

Conservo unos cuantos libros de mi infancia, aunque no esos de cuando era tan chiquita. Los que adoro, son los libros soviéticos que nos traía mi papá de Buenos Aires. Él solía viajar por cuestiones de trabajo en la década del ’70, y volvía siempre con algún libro de editorial Progreso, de Moscú. Los compraba en el Instituto de Relaciones Culturales de Argentina - URSS, que dependía de la Embajada Soviética en el barrio de Caballito. Las historias clásicas rusas y sus ilustraciones tipo grabado me siguen fascinando aún hoy en día.

Y no, chicas… no recuerdo haber odiado ningún libro de mi infancia. Me gustaban mucho los libros, aún los de lectura de la escuela (si, si…jaja), que venían muy ilustrados.

-Dibujar e ilustrar son dos actividades diferentes: ¿Cuándo empezaste a considerar la posibilidad de ilustrar un texto? ¿Sos autodidacta o tenés formación en arte o diseño gráfico?

A ver… tengo formación en arte, aunque no en artes plásticas. Mi formación “académica” es en música. Si bien siempre me gustó dibujar, mis estudios formales nunca fueron de dibujo o plástica, si no de música. Estudié música desde muy chica.

Pero… (y la “leyenda” continúa), cuando tuve que pensar en trabajar, la idea de dar clases de música en las escuelas no me seducía. Y la de trabajar dibujando, sí. En esa época, mi marido trabajaba en el departamento de Arte de –la vieja y desaparecida- Editorial Plus Ultra, y me consiguió la oportunidad de hacer unas pruebas para un libro de texto de primer grado. A la autora le gustó lo que le presenté, y así empecé –sin nada de experiencia- a caminar por el mundo editorial. (No debería renegar de mis comienzos –lo sé-, pero debo confesar que ese primer libro que ilustré, me resulta doloroso a los ojos, hoy en día…jaja).

Después, vinieron años de “golpear puertas” carpeta en mano, y llamar por teléfono a cuanta editorial se me cruzara por la mente, abriéndome paso despacito. No existía internet, así que la cosa era intentar contactar al jefe de arte de cada editorial, y lograr dejarle una carpeta con copias de mis ilustraciones. Paso a paso, adquiriendo experiencia…

Así que, como verán, mis comienzos fueron tentativos y autodidactas, aunque con los años, hice diferentes cursos y talleres de ilustración.


Los niños y los libros

-La literatura infantil muchas veces ha sido asociada a una literatura menor o incluso considerada de manera peyorativa por sus temas inocentes. ¿Por qué te parece que es así (si has notado esto)?

Justamente por el error de pensar que la literatura infantil, debe ser inocente. En esa tendencia que existe (cada vez menos) de preservar a los niños de ciertas realidades que se suponen malas o dañinas para ellos. En mi opinión, eso sólo cae en la subestimación del niño y su capacidad para formarse en una realidad plagada de cosas que no nos gustan, o no son lo ideal, pero que son reales. Por suerte esto está cambiando a pasos agigantados hoy en día, desde los autores y artistas, y desde los editores que lo permiten con su amplitud de criterio.

-Un libro infantil pocas veces es elegido por el niño, en la mayoría de los casos, un adulto es el que adquiere el libro o tomará la decisión final. ¿Cómo es la tarea de crear un texto (que incluye palabras e ilustraciones) para dos públicos tan distintos?

Otro error. Error que está en pensar que “un libro que es para niños, no es para adultos”. Muchos autores e ilustradores trabajan hoy en día sin partir de ese prejuicio. Como ese libro es el producto de la mirada y la imaginación de un adulto, lo ideal es que sea rico en personalidad y creatividad. Y creo que lo básico, fundamentalmente, como ilustradora-creadora, está en no hacer algo que no leería, ni compraría, ni disfrutaría, yo misma. La mirada y la construcción del niño siempre son creativas y creadoras. La clave está en no subestimar esa mirada. Más bien: alentarla para que no se pierda con los años.

-¿Qué no debe hacer un libro infantil para faltarle el respeto a un niño?
Básicamente: no debe tratarlo como a un tonto que no entiende nada.


El miércoles 08 de septiembre podrán leer la segunda parte de la entrevista a Marcela Calderón. Si quieren ver más ilustraciones suyas pueden pasar por su blog.

02 septiembre 2010

Dos películas (un post un poco bolchevique)

Con una diferencia de tres años, pero con un éxito a nivel mundial y una temática similar, Inglaterra produjo dos películas más que interesantes: Full Monty y Billy Elliot. Como creo que la mayoría ha visto estas dos películas, hoy quería señalarles algo que siempre que las veo pasa por mi cabeza.

Ambas películas tienen como trasfondo la gran crisis económica inglesa de fines de los '70 y principios de los '80 en el sector de la industria metalúrgica y la minería. Ambas películas hablan sobre los sindicatos, los subsidios de desempleo, la búsqueda de un nuevo empleo, de cómo esa situación afecta sobre todo a los  hombres y qué les hace sentir con respecto a "lo masculino". Y ambas películas ofrecen un punto de vista sobre cómo se resiste a esa situación. Hacia ese punto voy.

En Billy Elliot, la salida es claramente individual. Uno de la familia, uno solo, un privilegiado por poder transmitir su dolor a través del arte, puede escapar a la situación. Al padre y al hermano de Billy los espera la traición del sindicato y un ascensor (más bien, descensor) que los lleva de nuevo a la mina y a enterrarse en vida. Uno ha escapado. Solo uno.


En The Full Monty, la posición es claramente otra. Hay un líder que organiza, los alienta, los prepara, es el que sabe, en términos políticos es la vanguardia. En la escena final, esa vanguardia, justo en el momento del Full Monty se asusta y decide no salir. Lo extraordinario de la película es que el grupo lo mira y dice "Ok, no vengas, no importa, nosotros vamos por el Full Monty" y salen, sin el líder, ya organizados a hacer el show de sus vidas (luego Gus se sumará a ellos, pero no importa, ellos salieron solos, gracias al líder y sin él).


Lo que quiero decir es que si bien ambas película son lindas y emocionan cada una a su manera, Full Monty va más de acuerdo a mis ideas: si solo se salva uno, si solo escapa uno y los demás quedan no sirve. O todos o ninguno. O nos organizamos o somos derrotados. Y si la vanguardia se asusta y no está a la altura, no importa, tomaremos el cielo por asalto igual. Y que vengan a echarnos.