27 septiembre 2009

El síntoma del Amor

Una vez leí que el psicoanálisis surgió del Malestar en la Cultura que, en su momento, vivenciaron algunas mujeres por estar inmersas en un mundo de hombres. A raíz de ese malestar, aparecieron los síntomas histéricos que llevarían a Freud a pensar una ciencia nueva que revolucionaría, en muchos sentidos, las relaciones humanas.
Estos Síntomas son esperables en un mundo en donde todo lo pulsional y lo individual debe quedar vedado en pos de formar parte de una Sociedad. De esta manera, los síntomas serían un mecanismo de defensa ante tanta sublimación obligada. En esta perspectiva, el síntoma, entendido desde el psicoanálisis, juega un papel muy distinto al que se le otorga, por ejemplo, en la medicina, es decir, mientras que en esta última, el síntoma es sinónimo de mala palabra, para nosotros, es el primero que habla de una estructura o de un padecimiento que, de otro modo, no conoceríamos y que, por ende, no podríamos analizar.
Pero me gustaría hablar aquí de otro rol fundamental que se le adjudica al 'síntoma psicoanalítico' y que tiene que ver con la existencia de la relación sexual.Tal vez algunos de ustedes hayan leído o escuchado algo de Lacan (oh, Lacan). Aquí voy a tratar de articular modestamente algunos conceptos que son necesarios para entender lo que trato de exponer.
Todos sabemos que, desde el comienzo, el Lenguaje nos precede y nos nombra, incluso antes de que aprendamos a hablar somos nombrados. El lenguaje es lo que estructura nuestro inconciente. Este se manifiesta a nuestro sistema consciente mediante síntomas, sueños, lapsus, etc. A su vez el Inconsciente, que está estructurado como un lenguaje, es nuestro mayor tesoro en tanto que allí se hospedan todos nuestros deseos no en vano llamados 'inconscientes'.
Ahora bien, ¿qué sucede cuando aparece la necesidad de nombrar algo que no está inscripto en el Inconsciente? Hay cosas que se pierden incluso, a nuestro inconsciente. Una de esas cosas fundamentales que se ha perdido de inscribir en el sistema inconsciente es el sexo femenino.
Es conocido que los niños, cuando forman sus teorías sexuales infantiles, hablan de un sexo único, al que en psicoanálisis llamamos "Falo" y que en el inconsciente colectivo se relaciona con el sexo masculino: el pene. De este modo y entendiendo que la relación sexual se da entre sexos diferentes, no podríamos hablar de ella, dado que en el inconsciente solo hay registro para uno de los sexos.
Ustedes me dirán: qué sucede en las relaciones homosexuales tanto femeninas como masculinas. Bien, voy a volver a decirles que el inconsciente ES HOMO-SEXUAL, dado que tiene un solo significante para nombrar a ambos sexos. Es decir, en el inconsciente se inscribe EL SEXO y no LOS SEXOS, por lo tanto, al no haber significante que nombre al OTRO, no hay forma de nombrar la relación sexual. De aquí el famoso: NO HAY RELACIÓN SEXUAL. No hay relación entre sexos, sino, entre un solo sexo: el falo.
Ahora bien, no conformes con esto, nos atrevemos a decir que ‘la mujer no existe’. Si decimos que no hay forma de nombrar al otro sexo, es decir, al OTRO en la relación sexual, y decimos que solo un sexo se inscribe en el inconsciente, se deduce que el sexo de la mujer es lo que no se puede nombrar e inscribir, por lo tanto, la mujer de la relación sexual no existe en el inconsciente. Podemos decir, además, que en el lugar del Otro -que es el inconsciente y por lo tanto, el lugar del lenguaje- EL OTRO -es decir, la mujer- no tiene lugar. Siguiendo esta línea, en la que el inconsciente inscribe un solo tipo de goce, el goce fálico de cada uno, hay algo que se escapa y de lo que no se puede dar cuenta a través del lenguaje, eso es: el goce del Otro, [es decir de LA MUJER y acá todos los hombres pueden recordar la famosa pregunta: qué quieren las mujeres].
Podemos decir que en una relación sexual cuerpo a cuerpo con otro, cada quién goza solo, no goza DEL otro. Entonces, ¿es posible tolerar la inexistencia de la relación sexual? ¿Es posible aceptar el hecho de no poder descifrar el goce del otro? No, no es posible y lo que suplanta esa falta, esa ausencia de relación sexual es, justamente, el 'síntoma'.
Es en este aspecto que el síntoma tiene dos vías: la del Goce, y la del Sentido. Es decir, mediante él conocemos algo de nuestro inconsciente dado que nos habla, nos comunica algo del orden del SENTIDO. Y a su vez, nos permite gozar, sin tener que soportar conscientemente el hecho de no saber nada del goce del Otro. Es el goce en el Displacer.
Por lo general, el síntoma mantiene vivo el vínculo social de un Sujeto, dado que anuda e involucra a lo inconsciente, -es decir, lo cifrado-, el cuerpo, y el otro, al menos en la fantasía. Entonces, ¿cuál es el síntoma que suplanta la relación sexual con un otro? Ante la imposibilidad en el inconsciente para la relación sexual, se nos permite el amor.
Si decimos que el síntoma es suplencia, y la suplencia permite el amor, podemos decir que el amor es el síntoma que nos permite el vínculo social en lo Real. Permite anudar el GOCE en un vínculo entre dos sujetos que, de otro modo, seguirían gozando por separado y, a los que, a su vez, el goce por separado los llevaría a un GOCE sin límites, lo cual atenta contra el Orden Social que se nos impone desde pequeños. La mujer sería, entonces, un síntoma para el hombre. Y a su vez el hombre, de este modo, eligiendo a UNA mujer mediante el amor, pondría límite a su propio GOCE que no conoce del Goce Otro, permitiendo en él, el anudamiento de ambos Goces. El amor es, en este sentido, civilizador. Es un amor monogámico, similar al que se plantea para el ideal modelo de familia.
Por último voy a formular una pregunta frecuente en psicoanálisis: ¿el síntoma debe o no ser suprimido? Si el síntoma es el que nos habla de aquello que nos está vedado conscientemente y que, por otro lado, es lo que sostiene el vínculo social con otro, ¿sería lógico suprimirlo?
No, a mi entender no sería aconsejable. A decir verdad, no creo que sea posible, pero lo que se busca con el psicoanálisis no es hacer desaparecer el síntoma, sino moldearlo, hacerlo más homogéneo con el vínculo social del sujeto.

Espero haber sido clara y que les haya interesado el tema. De ser así, seguiremos hablando de Psicoanálisis.

20 septiembre 2009

La mirada que atraviesa y transforma

Quizá pueda pensarse que las estilizaciones (tal es la palabra que uso para definir a esas "miradas propias" que transforman el mundo) son prerrogativas del arte del siglo XX, a partir de las vanguardias de la primera década, esos artistas "raros", como Picasso, Kandinsky, Chagall que comenzaron a deformar las imágenes a tal punto de hacerlas irreconocibles y feúchas.

Creo que de nuevo tenemos que lidiar con algunas de esas orejeras que nos ha impuesto la concepción de arte burguesa, que define a lo bello como aquello que más se acerca al mundo de las apariencias (la realidad, podríamos decir, pero si nos ponemos a pensar qué es la realidad, bueno, no terminamos más). Otro de los problemas con los que debemos lidiar, y no deja de sumarse al anterior es la de concebir la representación más lograda, la más avanzada, como aquello que se acerca al mundo de las apariencias. De tal modo que se establecería una graduación jerárquica, que va desde el dibujo con crayones de un niño tirado en el suelo de su habitación hasta las esculturas (1) pintadas en el techo de la Capilla Sixtina, como la máxima obra de arte por su acercamiento al mundo de las apariencias. Según esta forma de pensar, todo dibujo podría calificarse dentro de una escala del 1 (dibujito con crayones que solo una madre conserva) al 10 (Capilla Sixtina, la más grande obra del arte universal).

Me gusta ver las cosas de otra manera. Si algo nos ha dado la posmodernidad es la capacidad de ver las obras de arte desde otros muchos lugares, aceptar nuevas perspectivas, retomar las olvidadas, buscar nuevos aportes a las formas de concebir el arte. Diseño gráfico, ilustraciones, historietas, esculturas con basura, pinturas efímeras, las ya famosas instalaciones, esas controvertidas formas de expresión que uno ve por todos lados, que ya casi son parte del establishment del arte. "Todo es arte" es para mí, un horrible cliché, quizá la mejor expresión (corroborada por Marcel Duchamp y su Mingitorio, a principio del siglo XX, lo que nos devuelve a las vanguardias, oh sorpresa) es que cualquier mirada puede transformar cualquier objeto en arte. Pero sin esa mirada, un mingitorio sigue siendo un mingitorio. Volviendo a mi post anterior, podríamos decir que una de las formas de entender algo como arte puede darse cuando la mirada simbólica (en tanto metáfora: el mingitorio es algo más que un mingitorio) lo ha atravesado. ¿En qué consiste ese atravesar? Analicemos algunos ejemplos:


Es una pena que exista en la mente de muchos esa calificación de la que hablaba antes: lo primitivo como lo más atrasado en la escala pictórica. Gracias a la mirada de Picasso y sus secuaces, el arte primitivo, ahora se nos presenta moderno. No sabemos quiénes fueron los artistas de la Cueva de las Manos, jamás sabremos qué pensaban, cuáles eran sus modos de expresión o sus ideas sobre la humanidad. Pero nos han dejado estas marcas sobre la piedra. La mirada que dejaron estos artistas es increíblemente simple, alejada de cualquier artificio. Manos, muchas manos, animales que cazar y hombres rojos, fue de esta manera que la mirada de estos hombres atravesó el mundo que los rodeaba.


Pinturas de la Fase Tardía (1400 a. C.-1000 d. C. del Complejo Arqueológico Alto Río Pinturas, Patagonia argentina)

Antes de los grandes artistas del Renacimiento, hubo una serie de maestros que fueron sentando las pautas para  la revolución de Miguel Ángel, Leonardo y Rafael. Menos conocidos que estos grandes de la pintura, están Giotto, Cimabue y Fra Angélico (y varios más). Fra Angélico, en particular, tiene una mirada muy hermosa que atraviesa las figuras que él realiza. No por nada, Fray Juan de Fiésole consiguió el apodo de Fra Angélico. Los rostros de sus figuras tienen un alma muy especial, una paz y una belleza que pocas veces será vista en los renacentistas. Aquí subí La Anunciación de Fra Angélico. Nada de lo que sucede en el cuadro hace referencia a una seca y arenosa aldea de Belén en donde se hace la anunciación. Tenemos un techo muy arquitectónico y muy azul, con estrellitas doradas, tenemos un jardín casi florentino (que recuerda un poco a los de Boticceli) y una pareja que se lamenta en él. Y el detalle más increíble: ese rayo que está a punto de  atravesar a la Virgen María en el momento de la anunciación.



  Fra Angelico, La anunciación, (1430-1432) temple sobre tabla, hay varias versiones de este mismo cuadro, una de ellas, más despojada de los fastos italianos, aunque mantiene el jardín.


Paul Gauguin es famoso por varias cosas. Una de ellas, la más chismosa, es por haber sido el destinatario de la oreja de van Gogh. Otra de las razones de su fama, es la de ser un gran colorista, lo que quiere decir esto es que sus colores son difíciles de alcanzar y que la manera en que relaciona los colores entre sí es soberbia. A diferencia de su amigo Vincent, los colores de Gauguin son muy amables a la vista, ofrecen una visión muy armoniosa, fácil de observar. Lo que no resulta fácil, en cambio, son sus imágenes, especialmente sus mujeres y la isla de Tahití. Es bien sabido que Paul Gauguin emigró a la isla de Tahití y allí pinto la mayor parte de su obra y las más famosas. En este cuadro vemos muchas cosas: dos mujeres, una mesa, frutas, el paisaje de la isla, piedras, un ídolo de piedra (es esa figura negra del fondo). Pero todo es extraño. La mirada de Paul Gauguin es la exótica, la que nos quiere transmitir el exotismo de estas personas, y nos aleja de todo posible encuentro con aquello que podamos reconocer. Bastante alejado de Fra Angélico, que sin duda, está tratando de llevar la anunciación al lenguaje de Italia del siglo XV.



  Paul Gauguin, Su nombre era Vairaumati, 1892.

Para terminar con las miradas que atraviesan y transforman traje una pintura de Frida Kahlo. Es difícil escapar al marketing de Frida Kahlo y valorar apreciar a la artista. Una de las formas de vaciar su obra del dolor que la atraviesa, es la de mostrar un detalle: el de su rostro. En la serie de pinturas el rostro de Frida apenas cambia, todos sabemos bien de su ceja, de su cabello negro y sus ojos melancólicos. Lo diferente de cada cuadro es el cuerpo. Los ojos de Frida Kahlo atraviesan su propio cuerpo y lo convierten en arte. Un cuerpo verdaderamente atravesado (tenía una vara de hierro en la columna) y que le provocaba los dolores más intensos. Frida nos obliga a enfrentarnos a su dolor, a atravesar con nuestros propios ojos su cuerpo para poder ver qué le ocurre, dónde están sus penas y al mismo tiempo, enviarnos a nosotros hacia nuestro propio dolor interno.



Frida Kahlo, La columna rota, 1944.

¿Qué ocurre cuando la mirada de un artista nos atraviesa a nosotros? ¿Qué nos pasa cuando vemos el dolor de Frida Kahlo, el exotismo de Gauguin o la espiritualidad de Fra Angélico? ¿Qué ocurre con esas transformaciones, de qué manera nos interpelan? ¿De qué manera las deformaciones, las estilizaciones, los cambios deliberados, las transformaciones de la realidad influyen en nosotros en tanto partícipes de ese acto de comunicación que es la obra de arte? No es casual que los artistas más resistidos, son aquellos que más transforman la realidad, aquellos cuya mirada atraviesa (retuerce, separa, analiza, divide, pinta de colores distintos, deforma, sintetiza, y miles de etc. más). La mirada del otro (el artista) nos  remite a nuestra mirada (el espectador), nos obliga a pensar en nuestra propia mirada, a preguntarnos cómo atravesamos con nuestras ideas a los otros, al mundo y a nosotros mismos.



(1) No me equivoqué, las de la Capilla Sixtina son tan perfectas que se asemejan a esculturas pintadas.

13 septiembre 2009

Un recorrido musical a través del cine

El cine supera su capacidad de contarnos historias ya que nos acerca muchos elementos que podemos aprehender. Entre ellos está la música. Como ya dijimos, la música de película, tanto el score como el soundtrack, forman parte de la historia, incluso cuando está en un segundo plano.
El cine nos muestra historias originales, historias basadas en novelas, o historias basadas en hechos reales. La música, en muchas ocasiones forma una parte inescindible de la historia que una película propone. Si la película nos cuenta la vida de un músico [aunque no se trate de biografías oficiales], son parte esenciales del relato sus composiciones musicales, como en el caso de las películas Immortal Beloved [Beethoven] y Amadeus [Mozart]. Quizás estas películas fueron los primeros acercamientos a la música clásica de muchos espectadores. Lo mismo pasa cuando el cine nos presenta la vida de un músico de rock o el surgimiento de una banda de rock: por el film van a desfilar todas las canciones que el director considere necesarias, y muchos espectadores escucharán sus temas por primera vez.
Pero la música que nos acerca el cine no se agota en historias biográficas. Muchas veces nos lleva a conocer música de otras culturas, que tal vez, si no fuera por el cine, no las hubiésemos conocido.
Fue así que éste señor, Emir Kusturica, director de cine [y músico] me presentó, a través de sus películas, al rock gitano que se escucha por sus pagos. No quisiera aburrirlos con el curriculum de este cineasta [que pueden consultar siguiendo el enlace de su nombre] pero les voy a dar un par de datos: nació en la ex Yugoslavia, en la parte de la actual Bosnia, esto es al sureste de Europa, más precisamente en la Península de los Balcanes. La música gitana y el rock gitano que se origina en esta zona es conocida como música balcánica. Kusturica, incorpora en sus películas esta música de una manera muy particular: los músicos están, en un gran porcentaje, dentro de la historia [foto de una escena de Underground].
En sus primeras películas [Tiempos de Gitanos, Underground] el score estuvo a cargo de Goran Bregovic. Kusturica luego hizo su paso por Hollywood y filmó Arizona Dream [que protagoniza un joven Johnny Depp] y en el score participó junto a Bregovic, nada más y nada menos que el Sr. Iggy Pop. He aquí un tema de la película Underground y otro de Arizona Dream para que vayan entrando en clima.





















Además de cineasta, Kusturica es músico, e integra la banda  The No Smoking Orchestra, con quienes hacen rock gitano fusionado con funk, punk, jazz, folclore de Europa oriental y ritmos asiáticos. A su sonido explosivo, movido y divertido, lo buatizaron como Unza Unza. The No Smoking Orchestra realizó el score de la película Gato Negro, Gato Blanco [que los hizo merecedores de la Palma de Oro en Cannes por la mejor música] y también  el score de  La vida es un milagro [ambas películas de Kusturica]. He aquí una muestra de la primera:














Sobre el genial cine de Kusturica me detendré en otro momento. Siguiendo con la música que el cine nos presenta, nos vamos a otro lado del mundo para conocer al Sr. Liev Schreiber. Quizás lo recuerden como actor coprotagonista de X-Men Origins: Wolverine, o los más cholulos como el marido de Naomi Watts [si, con esa cara de nabo]. Sepan ustedes que este señor  [que no es ningún nabo] adaptó una novela [es decir, hizo el guión] y dirigió una película profundamente conmovedora: Everyting is illuminated [a.k.a. Todo está iluminado]. Dicha película se filmó en Ucrania, y a través de ella podemos acercarnos a la música de la región histórica Bucovina [situada entre Ucrania y Rumania], que por cierto se conoce como música buconiva.
En esta película coprotagoniza la historia [y debutando en el cine] Eugene Hütz, un músico oriundo de Ucrania [que luego de Chernóbil huyó con su familia a EE.UU] quien lidera una banda nacida en New York, de  punkrock gitano [gypsy punk] con otras fusiones, formada por inmigrantes de Europa del este, llamada Gogol Bordello.  El score de esta película contiene música gitana y folclórica de la región bucovina.  Contiene dos temas compuestos por Gogol Bordello, pero la mayoría de los temas son de la creación del compositor Paul Cantelon, quien a su vez lidera un grupo de  rock americano alternativo llamado Wild Colonials. La foto es de una escena de la película y al centro se encuentra Eugene Hütz.  Aquí les dejo un tema de cada uno de estas bandas que pertenecen al score mencionado.



















La música de Kusturica transcendió del cine y es escuchada por muchísima gente, en distintos lugares del mundo. Cada vez más este tipo de música es conocida y difundida, y a mi me llegó principalmente gracias al séptimo arte, sin dudas un excepcional medio de difusión. Incluso, a mi parecer, la música del cine te llega de otra forma. Como dato curioso les cuento que la música balcánica y la bucovina, se fusionan en las fiestas Bubamara. Bubamara, según tengo entendido es una expresón eslava [si me equivoco, avisen], que significa la música del pueblo [del pueblo eslavo, de la región balcánica] pero en estas fiestas se escucha, también, lo que viene del norte de Europa del este comprendiendo toda la música gitana bucovina con sus mixturas hasta con música electrónica [doy fe que las fiestas Bubamara son muy divertidas pero más comentarios al respecto exceden la temática del post]. Hay muchos exponentes de estos generos mestizos, pero que no están relacionados con el cine, por lo que no haré mención de ellos. Y sin duda hay otros géneros musicales que el cine nos presenta como grandes novedades, y una vez incorporados a nuestro oídos y gustos, pasan a ser parte de la banda sonora de nuestras vidas.