27 julio 2009

La historia que nos enseñaron

Antes de empezar con el tema que me ocupa hoy, quería darles la bienvenida a todos los lectores que han llegado desde Usadas de Cerca, Las historia de Julia, Que parezca un accidente y Cuenteando. Cecil, Julia, Sweet Carolain y la que escribe, Gaby, hemos decidido ponernos un poco serias y hablar sobre los temas que nos gustan, nos preocupan, nos conmueven, que no son otros que aquellos temas que hemos convertido en nuestro oficio.

Pónganse cómodos, bienvenidos a La Covacha.

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Como docente me interesa dejar preguntas y no certezas. Como investigadora, le temo a las certezas más que a nada. Uno de los principales aportes del posmodernismo, quizá el más valioso, es el que nos advierte sobre la imposibilidad de la certeza del conocimiento. La única verdad es que nunca estaremos seguros de la verdad, nunca llegaremos a saber qué pasó exactamente el 25 de mayo de 1810. Solo podremos interpretarlo.

Al estar dentro del sistema educativo veo cosas que me preocupan: no solo la Historia que se enseña sigue siendo la misma que la de hace un siglo, sino que, aquella que se publicita en los medios como "renovadora y desmitificadora" no es tal cosa. El modelo de héroes, batallas, personajes, causas y consecuencias estructuradas por puntitos y/o asteriscos se mantiene igual, precisamente porque sirve para reproducir un sistema que conviene solo a algunos.

Quisiera empezar por mencionar dos pautas básicas que siempre tengo en mente cuando hablo de Historia:

1) el historiador no es neutral.
2) la historia es diferente de la cronología.

Cuando afirmo que el historiador no es neutral, intento cuestionar esa supuesta imagen que venden algunos de historiadores que observan fríamente los hechos y los analizan vacíos de cualquier interés. De hecho, al ser una persona como cualquier otra, cualquier historiador verá con parcialidad cualquier evento histórico: su propia historia, su contexto económico, social, histórico, sus ideas políticas, todo eso influirá en su investigación. Lo cual me lleva a la segunda pauta: la Historia es distinta de la cronología. El 25 de mayo de 1810 nunca dejará de ser tal fecha y nunca dejarán de haber ocurrido los hechos que todos conocemos. La diferencia, y ahí radica el punto central de la investigación histórica, está en la interpretación. Y ahí empieza el quilombo.

Por ejemplo: un historiador liberal diría que el motor de la economía argentina es el campo, que el momento de mayor bienestar económico fue el principio del siglo XX en el que la Argentina fue el "granero del mundo". En cambio, un historiador marxista diría que el motor de la economía es la fuerza de trabajo obrera (la que trabaja en el campo y la urbana), y que el principio del siglo XX fue uno de los períodos en los que la clase obrera fue más oprimida y reprimida, prueba de ello son las varias leyes contra los inmigrantes que participaban en política y los variados hechos de represión policial y militar del período.

Y solo estoy nombrando un pequeño ejemplo de las discusiones que existen en la disciplina histórica. ¿Y qué hacemos? ¿En dónde nos ubicamos? ¿Qué pensamos? ¿Hablamos de libre mercado, de invervención del Estado o de revolución social?

Ahora piensen esto en términos de políticas educativas estatales. De hecho, podríamos abrir una nueva serie de preguntas: ¿qué es el Estado? ¿un árbitro? ¿aquella institución que se encarga del bienestar general? ¿un instrumento de la clase dominante? La Historia no es una disciplina sencilla, en Historia 2 + 2 es igual a podría ser, quizá tal vez, no estoy de acuerdo, mejor veámoslo de otra manera.

Haciendo un poco de Historia podemos decir que la ley 1420, conocida como Ley de Educación sentó las bases de la educación que todos hemos sufrido. Piensen el contexto de fines del siglo XIX: un país con una mayoría de habitantes extranjeros debe integrar, controlar, educar a una población cuyas raíces culturales se extienden por el mundo. Una clase política, la Generación del '80 que reconoce que no puede trabajar con un país desordenado: orden y progreso son necesarios para llevar a cabo el modelo de país que buscan y que beneficiará a la clase a la que pertenecen. Se hace necesario construir una nación, un todo que unifique a estos hombres y mujeres que ni siquiera hablan un idioma en común.

La nación no había nacido en 1810, la nación, la verdadera nación argentina, se construye a partir de la ley 1420 y se realizó a través de la transmisión de una serie de símbolos y la historia de su creación (la bandera, el escudo, el himno), una serie de héroes míticos (San Martín, Belgrano) , unas fechas (25 de mayo de 1810, 9 de julio de 1816, 3 de febrero de 1852) y una serie de supuestos básicos (Rosas es el malo, hay que exportar, todo lo extranjero es bueno y lo producido acá es una basofia).

Lo que quiero decir es que la Historia que nos enseñaron (que todavía tiene mucha influencia de esa ley 1420 a pesar de las terroríficas reformas), esa que muchos detestan es una selección, muy bien estudiada, de eventos, personalidades, combates míticos, símbolos. No nos explicaron por ejemplo, por qué se festeja el 25 de mayo de 1810 cuando en realidad la junta declara fidelidad a Fernando VII; no nos explicaron que, en realidad, hubo dos países y solo en 1853 (y hasta podríamos discutirlo) existió uno solo; no nos explicaron que para que Argentina se convirtiera en un país agro exportador, hubo que aniquilar las economías regionales.

Nos enseñaron una interpretación posible, de muchas que pueden realizarse. No es mentira, esas cosas sucedieron, solo que nos ofrecen una parte, destinada a formarnos como ciudadanos de una nación (que empezó a existir a partir de 1880, si es que existe una entidad llamada "nación"), de un país que se orienta hacia la economía exterior, cuyos ciudadanos defienden el modelo agro-exportador sin ser beneficiarios directos de tal modelo.

Como verán, las cosas no son sencillas. No existe una forma divertida, entretenida, y más ágil de enseñar Historia, a menos que los profesores nos disfracemos de payasitos. La Historia es compleja, no porque enumerar las fechas sea complejo, sino porque lo complejo es la interpretación, la teoría que iluminará cada hecho. En cada discusión histórica se pondrá en juego la verdad, se pondrá en juego el modelo de sociedad que cada uno defiende, aspira, imagina para su sociedad.