Hace dos años y medio decidí mudarme de Buenos Aires a Córdoba. La sensación de ahogo del microcentro Porteño hizo estragos en mí, lo juro. Salir del trabajo a las 6 de la tarde y encontrarme con que un piquete cortaba la 9 de julio, no estaba bueno, sobretodo porque terminaba llegando a mi casa a las 9 de la noche. Vivir a 25 cuadras de distancia y tardar 45 minutos en llegar a las 9 de la mañana, tampoco. Ver a la gente correr y correr en círculo sin llegar a ningún lado, me daba una sensación muy difícil de explicar, pero que, supongo, se parece a la Agorafobia.
Sin embargo, Buenos Aires tiene ese no se qué que hoy, particularmente, extraño. En dos años y medio, nunca tuve la necesidad de estar allá. Sí, claro, la familia, los amigos… todo se extraña, pero la ciudad, en mi caso, no.
Por suerte Córdoba, sin llegar a ser el loquero que sigue siendo Capital Federal, tiene también su pequeño desastre microcentrico(?). Hasta ahora, me había funcionado ir cada tanto a esa zona si extrañaba el quilombo. Pero hoy, particularmente hoy, me hubiera gustado estar allá. Ver los festejos, pasear por la 9 de Julio, ir al Teatro Colón.
Pensar que pasaba todos los días religiosamente con el 115 por la puerta eh, pero jamás se me ocurrió visitarlo.
¿Qué tendremos los Porteños que, a pesar de tener a nuestro alcance lugares maravillosos, con el correr de la vida vamos perdiéndole el sentido a las calles, a los lugares, a los paisajes?
Yo, desde acá y Cordoberisada (?) les deseo a todos un Feliz Bicentenario. Y sigan caminando, pero no corran. A veces es bueno parar y reconocerse. Oh, la identidad.
Sin embargo, Buenos Aires tiene ese no se qué que hoy, particularmente, extraño. En dos años y medio, nunca tuve la necesidad de estar allá. Sí, claro, la familia, los amigos… todo se extraña, pero la ciudad, en mi caso, no.
Por suerte Córdoba, sin llegar a ser el loquero que sigue siendo Capital Federal, tiene también su pequeño desastre microcentrico(?). Hasta ahora, me había funcionado ir cada tanto a esa zona si extrañaba el quilombo. Pero hoy, particularmente hoy, me hubiera gustado estar allá. Ver los festejos, pasear por la 9 de Julio, ir al Teatro Colón.
Pensar que pasaba todos los días religiosamente con el 115 por la puerta eh, pero jamás se me ocurrió visitarlo.
¿Qué tendremos los Porteños que, a pesar de tener a nuestro alcance lugares maravillosos, con el correr de la vida vamos perdiéndole el sentido a las calles, a los lugares, a los paisajes?
Yo, desde acá y Cordoberisada (?) les deseo a todos un Feliz Bicentenario. Y sigan caminando, pero no corran. A veces es bueno parar y reconocerse. Oh, la identidad.
Felices 200 años.
Pd: los dejo con este temazo de Sabina, no se por qué me representa mucho a Buenos Aires.